Tensión en una prisión de Bolivia: 4 muertos y 11 heridos

La pelea en la cárcel de El Abra, en las afueras de Cochabamba, comenzó el domingo por la noche durante el día de visita y en medio de una fiesta dentro del mismo penal. Los disparos continuaron hasta la madrugada del lunes. Entre los cuatro muertos, se encuentra Ariel Tancara, alias "el Tancara", líder de los presos, según informó hoy el defensor del pueblo cochambino, Edgar Julio Flores.

El funcionario precisó que las muertes se produjeron por los disparos de armas de fuego, aunque los heridos fueron con arma blanca. Recién en la mañana de hoy ingresaron ambulancias al penal para evacuar a los lastimados. "La mayoría tenía heridas punzocortantes", afirmó el médico que atendió a los lesionados, Eduardo Amaya.

Entre los 11 heridos, hay dos mujeres; una de ellas estaba embarazada y perdió a su bebé al recibir un balazo en el útero. "Las autoridades deben explicar cómo es que ingresaron armas al penal", señaló Flores en una rueda de prensa tras visitar la prisión.

Un contingente policial fuertemente armado y un fiscal ingresaron al penal el lunes para evaluar los daños y tomar declaraciones. Más tarde también acudió el ministro de Gobierno, Jorge Pérez, pero no proporcionó información.

Por su parte, el Ministerio Púbico instruyó al fiscal departamental de Cochabamba que disponga el inicio de la investigación penal contra los autores y cómplices de los hechos, de acuerdo con declaraciones del fiscal general del estado, Ramiro Guerrero.

Los familiares, mientras tanto, se agolpaban en la entrada de la cárcel. "Mataron a mi hermano y sólo quiero que me devuelvan el cuerpo para llevarlo a casa", dijo una mujer que pidió el anonimato.

De acuerdo con el periódico Erbol, El Abra cuenta con 27 policías que resguardan la seguridad de la cárcel, en la que se alojan 540 reos, y cuatro cámaras de seguridad instaladas desde el año pasado, pero que hasta ahora no funcionan.

Periódicamente, en Bolivia la policía decomisa armas, sobre todo cuchillos, alcohol y hasta drogas en los penales, que ingresan aparentemente con sobornos que pagan los reos a los custodios. A esto se suma que las cárceles están superpobladas y en su interior los presos imponen sus propias reglas y son frecuentes las disputas entre grupos rivales.

En agosto del año pasado, 35 reos murieron -muchos de ellos quemados- en la peor reyerta entre bandas rivales de la cárcel de Palmasola, una de las más atestadas, en las afueras de la ciudad oriental de Santa Cruz. La semana pasada tres de los promotores de aquella matanza fueron condenados a 30 años de prisión cada uno.