Jorge Mendes y Fernando Felicevich, los reyes del mercado de pases

Las historias del portugués y el argentino, los agentes de futbolístas con mayor cantidad de traspasos de este verano europeo

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El verano europeo estalló de fichajes. Hubo récords en las cifras, contratos estratosféricos y traspasos inesperados. La Copa del Mundo abrió el espectro de los ojeadores, que pudieron ver el talento de muchos futbolistas que hasta el momento no tenían gran reconocimiento.

Por ejemplo, la consultora financiera Deloitte informó que los equipos de la Premier League invirtieron 1.200 millones de dólares en jugadores, de los cuales 787 millones corresponden a jugadores de otras ligas y 215 son del Manchester United. La Liga BBVA de España aumentó un 20% su gasto en incorporaciones, ya que se pasó de los 543 millones de dólares del verano de 2013 a 655 millones del actual período.

Y detrás de todo gran jugador, hay un negociador para gestionar sus movimientos. Hoy el fútbol europeo tiene dueños. El portugués Jorge Mendes y el argentino Fernando Felicevich se convirtieron en los protagonistas, en los reyes del fichaje. Estos empresario de edades similares tiene unas historias muy interesantes.

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Jorge Medes, el mejor representante del mundo, trabaja con su móvil en su despacho

Mendes trabajaba en un modesto videoclub que tuvo que vender cuando murió el VHS. Siguió como empleado en una discoteca, pero tampoco tuvo éxito. Aquel portugués que en los '90 no triunfaba en los terrenos de juego, se convirtió en el mejor manager de fútbol mundial a través de su empresa Gestifute.


Todo comenzó cuando intentó ser futbolista en el Vianense y el Lanheses de Portugal. Su sueldo era muy pobre, por lo que buscó la manera de aumentarlo. Se haría cargo de la explotación publicitaria de las vallas que cercan el césped.


Empezó a tener contacto con el medio futbolístico y el efecto dominó lo llevó a toparse con Nuno, un prometedor guardameta. Se hicieron inseparables y Mendes decidió gestionar su futuro. Hizo que fiche por el Deportivo La Coruña y ese traspaso lo hizo famoso para tomar el mando de más deportistas.


Su imperio creado en 1996 lleva movidos más de 900 millones de dólares en traspasos (unos 150 cada verano desde hace cinco años). Para tomar dimensiones, la cifra es equivalente al 0,4% del PIB de Portugal


Mendes se rodeó poco a poco de unos 40 empleados, con dos hombres de confianza. Se calcula que se embolsa entre un 5 y un 10% de comisión por fichaje. Su explosión fue en 2004, cuando metió en su bolsillo unos 80 millones de dólares por llevar cinco jugadores al Chelsea, con su representado Mourinho incluido.


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Hace varios mercados que es el mejor vendedor. En sus tres teléfonos móviles las llamadas más frecuentes son al dueño del Chelsea, Roman Avramovich, al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, o al magnate que compró el Valencia, Peter Lim. Y lógicamente, que siempre está en contacto con sus representados como Crisitano Ronaldo y Radamel Falcao García.

Mueve jugadores como si fuera fichas, ajusta salarios y renovaciones con naturalidad. Y eso hizo en este mercado de pases. Sus mejores movimientos fueron el de Ángel Di María al United en 99 millones de dólares, James Rodríguez al Real Madrid en 105,5, Diego Costa al Chelsea en 50 y Mangala al Manchester City en 53. Todos jugadores suyos.

Hoy Mendes no olvida a sus amigos y desde hace unas semanas Nuno, aquel portero que abrió su reinado, es el flamante entrenador del Valencia de su amigo Peter Lim, con un caché de 2 millones de dólares al año.

Felicevich, por su parte, nació en San Nicolás de los Arroyos, Argentina. No tuvo ningún acercamiento con el negocio del fútbol hasta los 33 años. Antes de encontrar el éxito, estudió publicidad y trabajó en un banco.

En 2002 viajó a Chile para trabajar en la empresa McCann Erickson. Por esos días se encontró con un viejo amigo de San Nicolás, el futbolista Pablo Lenci. Él lo metió en el mundo del fútbol y le presentó a Pablo Tallarico, agente de largo recorrido. Ambos congeniaron y crearon Vibra Marketing Deportivo S.A.

Este argentino empezó a dar sus primeros pasos en el fútbol chileno, donde se enamoró futbolísticamente de un joven muy talentoso: Alexis Sánchez. Felicevich viajó a Tocopilla, se hizo cercano a la madre de Alexis, que le firmó un permiso notarial para que su hijo pudiera salir de Chile y encadenó todos los pasos hasta que, meses después, Sánchez firmó por Udinese.

Ese pase fue el salto definitivo para él, que empezó a trabajar como particular desde 2006 en adelante. Su imperio creció en base a dos cosas: sus excelentes relaciones interpersonales y la generación de contactos. Claudio Borghi se sumó a su lista de clientes. Y en Colo Colo logró dos golpes más: Humberto Suazo y Arturo Vidal.

Empezó a sumar cada vez más jugadores de la elite chilena, y en el último marcado de pases, se transformó en uno de los hombres que marcan el pulso de las contrataciones.

Llevó a Alexis Sánchez al Arsenal en 49,5 millones dólares, a Gary Medel al Inter de Milán en 16,5 millones y a Claudio Bravo al Barcelona en 15,8 millones. Pero también trabajó con Arturo Vidal en una de las novelas que tuvieron a Juventus y al Manchester United pujando por él.

Además, acomodó a Eduardo Vargas y a Mauricio Isla a préstamo en el Queens Park Rangers. Y logró que Ángelo Henriquez siga vínculado al Manchester United, pero sume minutos en el Dinamo Zagreb.

Tanto Felicevich como Mendes, encontraron en fútbol su lugar en el mundo. Viven entre el frenesí de los aeropuertos, las conferencias con sus jugadores y sus pretendientes, y las calculadoras con gran cantidad de cifras. El destino los llevó a controlar el último mercado de pases.