A primera hora, los medios europeos se hicieron eco de lo que había acontecido en el Donbass Arena, situado en la ciudad de Donetsk y en el que hace las veces de local el Shakhtar, uno de los equipos más populares de Ucrania. Al parecer, el enorme estadio que fue inaugurado en 2009 y tiene capacidad para 50 mil espectadores, fue blanco de las milicias oficialistas, que plantaron dos dispositivos explosivos, provocando graves daños.
Luego de las detonaciones, se pudo constatar parte del derrumbe de una de las fachadas (en la zona noroeste), mientras que el sistema energético quedó inutilizable. El conflicto con las fuerzas prorrusas toca al fútbol, una vez más, por lo que muchos de los futbolistas que militan en elencos de la liga ucraniana tienen decidido marcharse, entre los que están incluidos varios argentinos -algunos, ya llevaron a cabo esa medida-.
La cancha del Shakhtar, que costó más de 400 millones de dólares y fue uno de los escenarios de la Eurocopa que se desarrolló en el 2012, luce ahora como el set de una película futurista, en la que la humanidad ha dejado de existir. El pánico se hace presente al este del Viejo Continente y surgen algunos interrogantes alrededor de la realización del Mundial de Rusia en 2018. La FIFA confirmó el certamen en el país más extenso del mundo pero los conflictos bélicos no cesan.