El cambio del equipo económico no evitó la devaluación ni la caída de reservas

En los nueve meses en los que el tándem Kicillof-Fábrega tomó las riendas de la economía, el dólar se apreció 37% en el mercado oficial y un 33,2% en el mercado libre. Los activos del BCRA cayeron 5,7% y su deuda creció 67,7%

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 Télam 162
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En noviembre de 2013, después de las últimas elecciones legislativas, la presidente Cristina Kirchner decidió hacer una profunda reforma del gabinete para reimpulsar su gestión en el que fue su punto más alto, el del crecimiento sostenido de la actividad económica durante una década, después de la crisis de 2001-2002.

Fue así que ascendió a ministro a Axel Kicillof, quien ya se desempeñaba dentro del Palacio de Hacienda desde diciembre de 2011, y nombró al hasta entonces presidente del Banco Nación, Juan Carlos Fábrega, al frente del Banco Central.

La compleja coyuntura económica impidió un cambio de rumbo decidido. Más bien obligó a administrar variables que mostraban claros signos de debilidad, por cuanto la devaluación del peso no sólo no se detuvo, sino que se aceleró, las reservas continuaron cayendo, aunque en este caso, a menor ritmo que durante la gestión de Mercedes Marcó del Pont, y se apeló sin miramientos a la utilización del Banco Central como sostén financiero del Gobierno, tanto para pagar deuda externa como para suavizar el déficit fiscal.

Desde noviembre, el dólar saltó 37% y las resevas cayeron 5,7%

Cuando Juan Carlos Fábrega asumió como presidente del Banco Central, las reservas internacionales de la entidad se situaban en 30.680 millones de dólares. Nueve meses después retrocedieron más de u$s1.700 millones ó 5,7% a los actuales u$s28.944 millones, monto similar al de octubre de 2006, casi ocho años atrás.

El tándem Kicillof-Fábrega también estuvo al comando de la mayor devaluación del peso en 12 años. En su cotización mayorista, el dólar trepó 37% desde los $6,0475 del 20 de noviembre a $8,2875 hoy. En el mismo período, el dólar libre avanzó 33,2%, de 9,93 a 13,23 pesos.

Déficit fiscal y sinceramiento de la deuda

La necesidad de pesos para cubrir el déficit fiscal, que al contemplar el pago de deuda pública ya ronda el 4% del PBI, le agrega a la autoridad monetaria la responsabilidad de emitir dinero sin respaldo para cumplir con el giro de adelantos transitorios al Gobierno, que crecieron en nueve meses un 36%, desde los $154.280 millones del 23 de noviembre a los $209.950 millones del 7 de agosto último.

A la vez, el Banco Central debió salir a esterilizar el exceso de pesos en la economía para ponerle un dique de contención a la inflación. Prácticamente, la entidad debió duplicar la tasa de rentabilidad para sus colocaciones de deuda a través de Letras (LEBAC) y Notas (NOBAC) y aproximarla al 30% anual. La deuda "cuasi fiscal" por LEBAC y NOBAC saltó 67,7% en este lapso desde $128.959,2 millones a $216.136,5 millones, añadiendo una pesada carga de vencimientos en los próximos meses para evitar que la plaza financiera se inunde de pesos en lo inmediato.

En todo caso, más que modificaciones de política, el equipo económico se dedicó a administrar el día a día de un presente muy complicado. Con una inflación anualizada entre 35 y 40 por ciento, la suba del dólar (+37%), de los adelantos transitorios (+36%) y de las tasas de interés (hoy en 26%) no hacen mucho más que acoplarse al salto de los precios minoristas, sin aportar soluciones de fondo.

El sinceramiento de la deuda pública también tiene un papel importante en los últimos meses. Según datos del Ministerio de Economía, alcanzó un récord de u$s202.629,5 millones en términos brutos al cierre de 2013. Al contabilizar los acuerdos con Repsol (abril) y el Club de París (mayo) y los bonos que no ingresaron al canje holdouts, crece a unos 228 mil millones de dólares. De este monto, un 66% son títulos emitidos en moneda extranjera, por unos 151 mil millones de dólares.