Si no modifican el Estatuto todos serán potenciales presidentes 'perpetuos'

La partida física del hombre que manejó las riendas del fútbol argentino durante 35 años generó tanta incertidumbre como esperanzas de renovación de cara al futuro. Sin embargo, Grondona dejó un 'temible' legado capaz de enceguecer a cualquiera: el poder absoluto. Según el estatuto de la AFA, reformado por última vez en 2005, el titular del organismo tiene el control de todo (la Asamblea, el Tribunal de Disciplina, el Colegio de Árbitros y el Tribunal de Cuentas). Básicamente, nada puede ser resuelto sin el visto bueno del máximo directivo y todo depende de él

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"De la AFA me sacan con los pies para adelante". Esa fue la frase que utilizó Julio Humberto Grondona en 2011, cuando estaba comenzando su noveno y último mandato. Y dichas palabras no significaban una simple expresión de deseo. Es que 'Don Julio' sabía que en sus manos tenía el poder absoluto y 'eterno' para manejar los hilos del fútbol argentino.

Ese poder tan inmenso como peligroso, en la Asociación del Fútbol Argentino se transformó en realidad y tiene un respaldo invencible. Son 27 las páginas –divididas en 92 artículos- las que componen el documento que otorga semejante poder monopólico tan codiciado como temible. Se trata del Estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino, ese que fue reformado por última vez en octubre de 2005 y que rige a dicho organismo.

Durante sus 35 años al frente de la presidencia de la AFA, el 'Jefe' se encargó de no dejar ningún detalle librado al azar y acondicionar todo de tal forma que ninguna decisión pudiera ser tomada sin su visto bueno. Ahora, tras su partida física a los 82 años de edad por sufrir una aneurisma en la arteria aorta, su legado político convertiría al más bueno y honesto de los dirigentes en un 'tirano'.

Aunque muchos fueron los que rápidamente se permitieron ilusionarse y alzaron la voz pidiendo por un cambio profundo en nuestro fútbol, lo cierto es que la herencia de un mandato personalista y absolutista no hace más que pensar que no 'todo pasa'. Es que tanto poder parece resultar imposible de no enceguecer a cualquiera que logre quedarse con el sillón de la calle Viamonte.

Así como se logró que el voto de todos los clubes -tanto grandes como chicos- valiera uno, para ser aprovechado por ese entonces por un sagaz 'Don Julio' que supo asegurarse el respaldo de los más débiles (a cambio muchas veces de favores económicos para asegurarse así una fidelidad), el Estatuto de la AFA deja en manos del presidente de turno la posibilidad de manejar todos los hilos y por tiempo indeterminado... Una especie de inmortalidad dirigencial.

El artículo 25 es el que deja de manifiesto que no hay impedimentos para la reelección permanente, mientras que el 7º es el que básicamente aclara que el presidente de AFA será 'presidente de todo'. Si bien el mismo expresa que la AFA será gobernada por la Asamblea, el Presidente del organismo, del Comité Ejecutivo y del Consejo Federal; luego aclara que "el Presidente natural de la Asamblea, del Comité Ejecutivo y del Consejo Federal, es el Presidente de la AFA". O sea la misma persona.

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No conforme con semejante poder, dicho artículo 'abre el abanico' y le otorga aun más responsabilidades al expresar que tiene a su cargo "un Tribunal de Disciplina Deportiva, un Tribunal de Apelaciones, un Colegio de Árbitros y un Tribunal de Cuentas (sería una especia de gerente financiero que controla el movimiento y manejo de fondo)". Básicamente es el presidente de AFA quien controla todo esto, ya que no sólo preside dichos órganos sino que además es quien designa a los miembros y ejecuta todas las resoluciones según los establece el artículo 27 que redacta las funciones del presidente.

Es dicho directivo quien designa los 14 cargos del Comité Ejecutivo (del cual es además presidente y con doble voto para desempatar), preside y elige a 9 miembros del Consejo Federal (con 10 miembros forma el quórum), designa a todos los miembros del Tribunal de Disciplina Deportiva, del Tribunal de Apelaciones, del Colegio de Árbitros y elige también a la mitad del Tribunal de Cuentas.

Y por si acaso alguien osara a intentar disminuirle algo de poder, en el artículo 22 se asegura que dicha tarea no resulte sencilla, dado que expresa que para realizar alguna reforma del Estatuto se necesitará más de las cuatro quintas partes de la Asamblea (la cual está integrada solamente por 49 clubes sobre los cerca de 3000 que integran la AFA, centralizando el mayor poder en Buenos Aires, al punto de que sólo siete representantes tienen las Ligas del Interior).

Así las cosas, con tan inmenso y eterno poder en las manos, ¿será posible soñar con una refundación?