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"Hay mucha charlatanería del sector financiero, internacional y local. Algunos participaron de operaciones de la deuda catastróficas dando lecciones de que la RUFO no tiene importancia. Y esa cláusula, que es totalmente normal, no es ningún invento", declaró Lavagna en diálogo con radio Mitre.
El ex ministro de Economía de Néstor Kirchner fue una de las caras del primer canje de deuda. En los prospectos se incluyó la RUFO como un incentivo para lograr la adhesión de la mayoría de los tenedores de títulos que habían entrado en default en 2001. Esa condición implica que la Argentina no ofrecerá mejores condiciones de pago a los bonistas que no reestructuraron su deuda al menos hasta enero de 2015. Caso contrario, los inversores del canje podrán exigir que les igualen la oferta.
La RUFO es el principal obstáculo para lograr un acuerdo con los holdouts. La Argentina dice que no puede cumplir el fallo del juez Thomas Griesa que benefició a determinados grupos de inversores y que obliga a pagar el 100% de sus títulos. Pese a estar alejado del Gobierno, Lavagna fue criticado por algunas voces de la oposición por el mecanismo que se utilizó durante el canje.
"Esa cláusula es totalmente normal, no es ningún invento, se usa en reestructuraciones con quitas importantes, como fue la del 2005. Hablan y hablan pero nadie ofrece una garantía que no va a tener efecto", argumentó el economista.
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Lavagna reiteró que el Gobierno debe "elegir el mal menor" y privilegiar al 93% de ahorristas que entraron al canje y a los que se les viene pagando puntualmente. Propuso, además, buscar canales alternativos para cumplir con ellos pese a las órdenes de Griesa de suspender los depósitos.
Un camino es a través de la Caja de Valores, cambiando la jurisdicción y levantando las restricciones impuestas por el cepo cambiario. "Habría que preguntarse cuál sería la razón para que una mayoría se niegue a cobrar en el exterior", reflexionó.
El ex titular del Palacio de Hacienda, hoy cerca de Sergio Massa, coincidió con la jefa de Estado y señaló que en caso de que no se llegue a un acuerdo habrá que buscar un término adicional a la palabra default, porque la Argentina pagó y cumplió con sus obligaciones.