Una comisaría de la localidad platense de Abasto se convirtió en el escenario de una torpeza antológica. Un hombre de 25 años, que estaba detenido en la dependencia policial, había recuperado su libertad. Sin embargo, el disfrute fue fugaz. Mientras se retiraba del establecimiento, le robó el teléfono celular al oficial que estaba de servicio. Los efectivos se dieron cuenta y lo dejaron, otra vez, tras las rejas.
Según se informó, el joven había ingresado a la comisaría 7ma. del distrito por una tentativa de robo y cuando la justicia ya le había dado su libertad, le sustrajo el teléfono Motorola Blackberry de su propiedad a uno de los efectivos que le estaba haciendo los últimos trámites.
El celular del uniformado estaba apoyado en una mesa mientras se realizaban los procedimientos burocráticos. En un momento, el aparato desapareció, pero uno de los policías observó cuando el imputado lo tomó y lo guardó entre sus ropas.
Rápidamente, el sospechoso fue requisado y las autoridades encontraron el objeto sustraído. Así, por segunda vez consecutiva, el ladrón no pudo cometer el robo y terminó detenido, pese a la orden judicial que ordenaba liberarlo previamente.
En el caso interviene la UFI en Turno del Departamento Judicial de La Plata.