La humildad argentina vs. la supremacía alemana

Ambos tuvieron como premisa el trabajo, sacrificio y coraje para volver a una final del mundo. El equipo argentino aprendió de sus fracasos y los teutones hicieron madurar su proyecto

Compartir
Compartir articulo
  162
162

¿Humildad? ¿Suena paradójico no? Aunque resulte contradictorio por la forma de ser del argentino tipo, es el principal factor que condujo a la selección albiceleste a la final de una Copa del Mundo tras 24 años de frustraciones y engaños. El crecimiento del equipo por sobre las individualidades y el perfil bajo guió al grupo a la soñada definición en el Maracaná, donde para la mayoría el favorito es Alemania.

Los títulos conseguidos en Argentina 1978 y México 1986, más la final perdida en Italia 1990, impusieron el triunfalismo y los fracasos fueron propios de alguna mano negra, la mala suerte o un equipo sin hambre de gloria con jugadores a los que sólo le importaba el dinero de Europa. A sus máximos exponentes los tildaron de "vende patria", "pecho frio" o "mufas".

Juan Sebastián Verón fue tratado de inglés por sus pobres actuaciones en el Mundial de Corea-Japón 2002; Juan Román Riquelme fue cuestionado en Alemania 2006 por jugar a ritmo lento; y Javier Zanetti excluido de los Mundiales de 2006 y Sudáfrica 2010, para algunos por ser sinónimo de mala suerte.

Fueron parte de un mismo pasado en el que nunca se mencionó la palabra proyecto y se condenó a Diego Maradona en EEUU 1994, cuando le cortaron las piernas. El mismo que no perdonó al "Burrito" Ortega en Francia 1998, cuando se hizo expulsar por agredir al arquero de Holanda. Y el que desterró a entrenadores como Marcelo Bielsa, Alfio Basile, José Pekerman, al Maradona DT y "Checho" Batista.

 AFP 162
AFP 162

¿Cómo se explica la supremacía alemana? En el trabajo, la constancia y evolución. En un estilo moderno. En su audacia, convicción y la paciencia. En la admiración de los neutrales sobre un equipo que tiene la habilidad de transformarse en una máquina. En la disciplina táctica dentro del campo y en la conducta fuera de la cancha.

En el respeto sobre una selección a la que si te golea 7-1 o 4-0 no dan ganas de odiarla, al contrario, dan ganas de aplaudirla. Al carisma de un grupo de jugadores que generan simpatía y causan inspiración. No son robots, aunque a veces lo parecen, y eso los convierte en superiores. Están adoctrinados, convencidos sobre una idea y la fábrica alemana rinde sus frutos.

Son 10 años de trabajar bajó los mismos argumentos. Sostener un proyecto y estar convencidos sobre él. De lamentar las derrotas pero sin perder de vista los objetivos. De respaldar la evolución y el crecimiento con argumentos válidos que permiten creer en una nueva era. En la interpretación de un estilo de juego que se sostiene a nivel clubes.

En el perfeccionamiento de la Bundesliga y un campeón europeo como el Bayern Munich que aporta sus mejores hombres a la selección de su país. El torneo argentino ni siquiera es capaz de sostener sus modalidades de juego. La Primera División pasará a jugarse de 20 a 30 equipos en 2015 y el nivel de juego cada vez es peor. No son casualidades.

 AP 162
AP 162

Desde 2006, Joachim Löw no es producto de la improvisación en la que Alejandro Sabella se convirtió hace tres años en entrenador argentino, luego del fracaso de Sergio Batista en la Copa América 2011. "Jogi" tiene un respaldo ante las adversidades que "Pachorra" no hubiese tenido si no atravesaba el estigma de los cuartos de final.

Al entrenador alemán ya le extendieron su contrato antes de Brasil 2014 y sabe que gane o pierda debe comenzar la planificación para la Europa 2016. Mientras que el DT albiceleste ya avisó que se marcha tras la final. La selección, como equipo, mostró haber aprendido de sus fracasos, pero la directiva confirmó que para ellos no existe el largo plazo.

Con su mentalidad, virtudes y defectos, Argentina está a 90 minutos de la gloria. Sin proyecto, el talento de Lionel Messi, el corazón de Javier Mascherano y las manos de Sergio Romero fueron capaces de emparejar la abismal diferencia que en la teoría muestra la Alemania de Manuel Neuer, Matts Hummels, Toni Kroos, Bastian Schweinsteiger y Thomas Muller.

"Vamos a darlo todo, como siempre. Lo haremos a través de la humildad, el sacrificio, el trabajo, la sencillez, el dar antes que recibir, el perdonar antes que exigir y el brindarse por el otro. Vamos a dar todo para que Argentina vuelva a ser campeón. Vamos a entregarlo todo por el compañero, por la camiseta argentina y por el fútbol", destacó Sabella en la rueda de prensa previa al partido.

Al final del domingo, en Río de Janeiro, ninguno se detendrá en estos elementos. A nadie le importará el largo plazo ni querrá hablar de proyectos. Los argentinos buscarán desquitarse de las últimas tres derrotas -Italia 90, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010- para celebrar como en el Estadio Azteca y dejar la copa en Sudamérica. Porque el fútbol no siempre entiende de lógica.

 AP 163
AP 163