Internet en Cuba, atrapada en la década de los '90

El presidente de Google estuvo en La Habana para promover la libertad en la red y posteó en su muro de Google+ sus impresiones sobre el embargo

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Atrapada en su historia, la bella Habana recuerda la grandeza descolorida de la Argentina y una de esas películas de automóviles de Dick Tracy. Con el propósito de promover una internet libre y abierta, Jared Cohen y yo, y otros dos colegas, viajamos a La Habana con visa de negocios (hablaré de esto más adelante). Aterrizando en el aeropuerto de La Habana, el primer avión que ves es uno de Angola Airlines. Los cubanos, modernos y muy bien educados, definen la experiencia con una calidez que sólo las culturas latinas expresan: música, comida y entretenimiento tremendos (muchos de los cuales no pudimos probar, más sobre la visa en un minuto). Bajo el gobierno del hermano menor de Fidel Castro, Raúl, las difíciles condiciones económicas trajeron muchos pequeños pasos liberalizadores en los últimos años. Existen ahora 187 profesiones en las que el empleo privado está permitido (otros trabajos privados no se permiten), y autos y departamentos están comenzando a ser comercializados con restricciones.


Las dos partes más exitosas de la Revolución, como ellos la llaman, son la salud pública universal gratuita para todos los ciudadanos con muy buenos médicos, y la clara mayoría de mujeres en puestos ejecutivos y de dirección en el país. Casi todos los líderes con que nos reunimos eran mujeres, y una bromeó con nosotros que la Revolución prometió igualdad, a los "machos" no les gustó pero "se acostumbraron a eso", dijo con una amplia sonrisa. La parte menos exitosa de la Revolución ha sido el desarrollo económico (nada sorprendente) y al menos nos pareció a nosotros que la caída del turismo y algunos problemas recientes con la agricultura han hecho las cosas de alguna forma peores. El tema general de conversación en el país es la constante especulación de qué es lo que el Gobierno hará a continuación y cuál será el curso y el camino de la liberalización. Nos dijeron que hay una lucha entre los líderes más liberales y los más conservadores bajo el gobierno de Castro, y alguien dijo que el Ejército está cada vez más involucrado en el desarrollo económico. Un grupo de personas nos dijo que el posible modelo de Cuba sería más como el de China y Vietnam que como el de Venezuela o México.


El embargo, establecido en 1996 como Ley Helms-Burton, define todo para Cuba y los Estados Unidos (los cubanos lo llaman "bloqueo" y un cartel lo describe como genocida). El gobierno de los Estados Unidos califica a Cuba como un "estado que apoya el terrorismo" en la misma categoría en la que están Corea del Norte, Siria, Irán y Sudan del Norte. Los viajes al país están controlados en los Estados Unidos por una oficina llamada OFAC y bajo nuestra licencia no estábamos autorizados a nada excepto encuentros de negocios en los que nuestra habitación de hotel tenía que costar no más de 100 dólares la noche y un total de gastos diarios de $188. No sorprende, por tanto, encontrar tantas habitaciones que cuestan $99 dólares en La Habana. Estas políticas desafían la razón: hay docenas de países que llamamos nuestros aliados, y a los cuales somos libres de viajar, que representan muchas peores amenazas y preocupaciones para los Estados Unidos que lo que Cuba representa en esta década. Los cubanos creen que esto es en gran medida una cuestión de política interna de Florida, y que los jóvenes cubanoamericanos apoyan una normalización de las relaciones junto con la comunidad de negocios de los Estados Unidos.


Si Cuba se encuentra atrapada en la década del '50, la Internet cubana está atrapada en los '90. Entre el 20 y el 25% de los cubanos tienen líneas telefónicas, pero en su mayoría líneas fijas subsidiadas, y la infraestructura de telefonía celular es muy elemental. Aproximadamente un 3 o 4% de los cubanos tienen acceso a Internet en cibercafés y en ciertas universidades. La Internet está fuertemente censurada y la infraestructura, que pudimos ver, está hecha con componentes chinos. El "bloqueo" no tiene ningún sentido para los intereses estadounidenses: si uno quiere que el país se modernice, la mejor manera de hacerlo es empoderar a los ciudadanos con smartphones (casi no hay ninguno hoy en día), fomentar la libertad de expresión y poner herramientas de información directamente en las manos de los cubanos. El resultado del "bloqueo" es que la infraestructura asiática se volverá mucho más difícil de desplazar. La comunidad técnica utiliza versiones sin licencia de Windows (EEUU no permite que compren licencias) y GNU Debian Linux sobre hardware asiático, con el navegador Firefox. Una pequeña comunidad técnica existe alrededor del Android gratuito, y esperamos que finalmente se amplíe. Como las empresas estadounidenses no pueden operar en Cuba, su Internet está más moldeada por los limitados intereses cubanos que por plataformas globales y abiertas.


Nos enteramos de que los jóvenes cubanos están montando redes informales de routers wifi, y que miles se conectan a estas redes para intercambiar archivos y mensajes privados. Las memorias USB forman una especie de red pirata ("sneakernet"), donde la gente comparte con otros información difícil de conseguir, y mantiene a todos al día, sin ningún tipo de acceso real a Internet.


Las restricciones de información tienen aún menos sentido cuando descubres que Cuba importa gran cantidad de alimentos de los Estados Unidos como comercio compasivo. Las importaciones de alimentos de Cuba son importantes, pero también lo es la importación de herramientas para el desarrollo de una economía del conocimiento.


Cuando caminas por la Habana Vieja, ves las fachadas hermosamente restauradas que evocan el rol central de La Habana y las décadas del '40 y el '50. Los coloridos automóviles norteamericanos de los '50, convertidos a diesel y reparados por mecánicos cubanos, dan una idea de lo que Cuba debió haber sido antes de la revolución. Caminando por los alrededores es posible imaginar una nueva Cuba, quizás un Cuba líder en Latinoamérica en educación, cultura y negocios. Cuba tendrá que abrir su política económica y de negocios, y los Estados Unidos tendrán que superar nuestra historia y abrir el embargo. Ambos países tienen que hacer algo que es difícil de hacer políticamente, pero valdrá la pena.


Publicado por Eric Schmidt en su cuenta de Google+. Traducción: Infobae.