Por qué los países más industrializados ya no son los más desarrollados

Durante muchos años se creyó que la industrialización era la clave del desarrollo. Sin embargo, la producción de manufacturas tiene un lugar cada vez más marginal en las potencias

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El sentido común asocia industrialización a desarrollo. Cree que los países más avanzados son los que tienen una industria fuerte, y que los más atrasados son los que se dedican a los servicios y a la venta de materias primas.

Por eso, pocos dirían que las diez naciones con mayor componente industrial en su producto interno bruto (PIB) son Azerbaiyán, Arabia Saudita, Gabón, Emiratos Árabes, Angola, Trinidad y Tobago, Argelia, Turkmenistán, Indonesia y Mauritania. En todas ellas, las manufacturas representan entre el 46% y el 63% de su PIB.

"El concepto de que el desarrollo se da con la industrialización en general es del siglo XIX"

Si se mira la composición del producto de las diez economías más grandes del mundo, sacando a China y a Rusia, en ninguna la industria supera el 30 por ciento. En Estados Unidos, que con 16 billones de dólares es el país con mayor PIB, apenas supera el 20 por ciento. En Japón, tercero con 5 billones de dólares, significa el 26 por ciento.

En todos estos países, la producción industrial fue perdiendo peso en las últimas décadas. En Estados Unidos, representaba el 35% en 1970. En Japón, el 43 por ciento.

En Alemania, a pesar de que es considerada hoy una potencia industrial, ésta ocupa poco más del 30 por ciento, 18 puntos porcentuales menos que hace cuatro décadas. En Reino Unido, que actualmente es la sexta economía del planeta, la proporción de la producción de manufacturas en el PIB cayó a la mitad en estos 40 años: pasó del 42 al 21 por ciento.

En Rusia, que ocupa el octavo lugar en términos de producto, y que con 36% es el segundo país del top ten en donde más peso tiene la industria, también hubo un cambio. En 1989, primer año del que tiene datos el Banco Mundial, la proporción era 50,2 por ciento.

Las únicas naciones en las que creció la producción industrial desde 1970 son China y la India. En uno pasó de 40% a 46%, y en el otro, de 20 a 27 por ciento. Pero son casos excepcionales, porque atravesaron un verdadero boom de las manufacturas que se explica por factores imposibles de replicar en otros países.

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El fin del mito de la industrialización

"El concepto de que el desarrollo se da con la industrialización en general es casi del siglo XIX, porque era así en la época de la Revolución Industrial. Hay bienes industriales de alto componente tecnológico, que producen, por ejemplo, los alemanes y los japoneses. Esa es industrialización compleja. Pero la barata se ha transferido a los países de ingresos bajos", explica el economista Claudio Loser, presidente de Centennial Latin America y ex director del Departamento Hemisferio Occidental del FMI, en diálogo con Infobae.

"A medida que sube el ingreso -continúa- el tipo de demanda de los países cambia y hay un aumento muy fuerte en los servicios. Si uno mira la economía de Estados Unidos, encuentra un aumento muy fuerte de este sector. Uno puede comprar bienes hasta cierto punto, a medida que sube el ingreso la gente busca servicios, desde abogados hasta restaurantes. Por eso hoy no se habla de países industrializados, sino de países avanzados".

El vuelco de las naciones más desarrolladas hacia los servicios es un proceso irreversible. No sólo porque las mejoras salariales que llevan al encarecimiento de la mano de obra llegaron para quedarse. También porque la mayor demanda de servicios se vincula al envejecimiento de la población. Los mayores consumen muchos más servicios que bienes, por su estilo de vida.

"Lo que señalaban las teorías económicas ortodoxas ya no es tan cierto. Varios países desarrollados ya no son industrializados"

"Lo que señalaban las teorías económicas ortodoxas ya no es tan cierto. Varios países desarrollados ya no son industrializados. Persiguen otras fuentes de recursos materiales y humanos para optimizar su tasa de ganancia. La eliminación de barreras al comercio y a la inversión ha permitido que muchas industrias emigren a lugares donde sus inversiones son más rentables", dice a Infobae el economista Jorge Romero Amado, investigador de la Universidad Politécnica del Estado de Guerrero, México.

"Sin embargo -continúa-, se quedan con la parte creativa, son dueños de marcas, realizan el diseño y organizan la producción. Son básicamente servicios de alto valor agregado, que son mucho más rentables que la simple manufactura de productos".

Pero muchos sostienen que, a pesar de los cambios, la industria sigue teniendo un lugar preponderante en el desarrollo de los países. "La idea que teníamos de la relación entre desarrollo y poderío industrial se ha modificado, sin duda. Pero no tanto como para afirmar que dicha relación es obsoleta. Los países con mayor potencial económico del mundo siguen siendo países con una actividad industrial absolutamente importante. Estados Unidos, Japón y Alemania, por ejemplo. Y por supuesto, muchos de los llamados 'emergentes'", dice Juan R. Cuadrado-Roura, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Alcalá, Madrid, consultado por Infobae.

"En algunos países desarrollados el sector manufacturero ha perdido peso hacia el interior. Se han concentrado en las ramas más tecnológicas y avanzadas, a la vez que han crecido los servicios prestados a la industria, que antes se contabilizaban estadísticamente 'dentro' de este sector. El segundo aspecto es que los países emergentes están recibiendo impulso debido a la 'deslocalización' de industrias de los países más desarrollados, al tiempo que impulsan actividades no muy exigentes en tecnología, como textil, calzado y mueble, que exportan a todo el mundo", agrega.

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A esa deslocalización se suma otro cambio, que es la externalización: las empresas industriales están delegando actividades que van desde trabajos administrativos, de asesoría jurídica y de control de calidad en otras compañías, que se dedican exclusivamente a brindar esos servicios. Esto explica que en la mayor parte de los países, más del 70% de la población económicamente activa esté empleada en el sector terciario.

"Estos cambios son ya definitivos. No habrá vuelta atrás. Caminamos cada vez más hacia una 'sociedad de servicios' o, si se prefiere, como yo suelo calificarla, hacia una sociedad o unas economías 'serv-industriales', donde servicios y manufacturas se integran en la elaboración, en la venta y en los servicios de posventa de numerosos 'bienes materiales'", dice Cuadrado-Roura.


Los casos de China y América Latina

"Hoy en día hay que distinguir varias etapas de desarrollo. La primera es la de los países pobres con mano de obra abundante, como China, India y el este de Asia. En ellos se dio un proceso industrialización masiva sustentado en mano obra barata y baja tecnología", dice Loser.

"A medida que suben los salarios y se pierde la competitividad, los países tienen que empezar a adaptarse a través de dos mecanismos que son muy difíciles y en los que América Latina no pudo triunfar, que es mejorar la calidad de la mano de obra, es decir, el capital humano, y mejorar la tecnología, conseguir una mayor productividad de los factores", agrega.

"Caminamos hacia una 'sociedad de servicios' o, si se prefiere, hacia economías 'serv-industriales'"

América Latina ya no puede aspirar a una industrialización extensiva a la china, porque la media de ingresos es superior y tiene sindicatos más fuertes. Entonces se debate entre un modelo industrial ineficiente sostenido por la protección del Estado o uno que apunte a mejorar la productividad y desarrollar especializaciones que le permitan competir en el mercado mundial.

"Países como Argentina o Brasil -dice Loser-, que dejaron de tener mano de obra barata, no pueden competir con los Vietnam. Pero otros, en una situación similar, han desarrollado su capacidad tecnológica y pasaron a la siguiente etapa. Son los casos de Japón, Corea del Sur y Singapur. De alguna manera, es algo que Chile estuvo logrando".


Las nuevas claves para el desarrollo

"Creo que con el modelo de industrializaciones y de autosuficiencia, los gobiernos de América Latina están muy equivocados. Primero porque en el mundo de hoy, sólo a México y a Brasil les da para tener un sistema industrial nacional", explica Loser.

"En todo caso -continúa-, tendría que haber un proceso de integración, pero sin proteccionismo. Uno de los grandes problemas es la alta protección, que lleva a una menor eficiencia. Argentina, Brasil y los del Mercosur en general han seguido ese modelo, que es una fórmula para el fracaso. El tema no es la industrialización para producir vagones y trenes, sino para producir cosas especializadas. Hoy es más productivo ayudar en el diseño de programas y tener comunicaciones eficientes".

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Ninguna sociedad puede progresar económicamente sin hacerlo también desde el punto de vista social. Eso supone mejorar la educación, la salud, los servicios públicos, las condiciones generales de vida de la población.

"En primer lugar -dice Loser- es necesario mejor educación, no más. América Latina produce muy pocos ingenieros y técnicos en comparación con otras actividades. Segundo, un obstáculo para la productividad es que la infraestructura es muy débil en estos países".

"El tema no es la industrialización para producir vagones y trenes, sino para producir cosas especializadas"

"Otra cosa es una mejor integración entre la investigación y la actividad económica. Los académicos pueden ser de gran calidad, pero están demasiado preocupados por investigar y poco por ver qué aplicación tiene sobre la actividad productividad. También hay que hacer cambios para generar una mayor competencia, como reducir los monopolios", agrega.

India es un buen ejemplo de un país escasamente desarrollado algunas décadas atrás que experimentó un notable crecimiento en los últimos años. "Ha logrado fortalecer su capital humano y ahora exporta servicios intensivos en conocimiento de manera destacada, y su reputación como un proveedor confiable provoca que domine el mercado de la subcontratación internacional de servicios empresariales", explica Romero Amado.

"No hay que abandonar la industria -dice Cuadrado-Roura. Es más, lo que conviene hacer es 're-industrializar' algunas economías donde el sector ha perdido potencial. Pero hay que hacerlo teniendo en cuenta las mejores posibilidades que ofrece cada caso, en razón de las materias primas disponibles, los costes de producción y la capacidad de especialización".

"No es necesario que un país se plantee tener un

, ni producir bienes de altísima tecnología. Hay buenos ejemplos de producción de vinos de calidad, de zapatería de diseño; de vestuario renovado; de agro-productos especiales;

con gran éxito y muy competitivos en los mercados internacionales

", concluye.