San Lorenzo, un padre contemplativo: le dio vida a su desahuciado hijo

El empate sin goles en el reducto donde el "Ciclón" salió más victorioso que ningún otro en la historia, sólo genera fastidio. No sirve: el equipo no se animó a vencer a un débil rival

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A ciencia cierta no existe unanimidad para definir la idea de una buena paternidad. Pero mezclando conceptos futbolísticos y otros de la "vida real", podemos llegar a la conclusión de que San Lorenzo ejerce a la perfección esta característica ante el conjunto de La Ribera. A menudo suele imponerle el peso de la camiseta para vencerlo dentro del terreno de juego y, en aquellas ocasiones en las que resigna unidades, deja al descubierto su espíritu contemplativo hacia ese club que mira con desventaja el historial profesional que comenzó su conteo numérico en 1931.

Para cualquier simpatizante del "Ciclón", el empate 0-0 servirá para reproducir el fastidio, entonar al viento unos cuantos insultos y acudir al lamento para analizar lo que sucedió en ese estadio que fue testigo desde los inicios del "fútbol moderno" de más victorias del elenco "azulgrana" que de cualquier otro representante del país (a excepción del "Xeneize", claro está). En cambio, ellos respirarán aliviados, apretarán el puño por debajo de la mesa y podrán dormir tranquilos: no les resulta sencillo sumar ante su eterna "piedra en el zapato". Ni hablar cuando sabrán que merecieron irse con otro "cachetazo" a cuestas.

San Lorenzo le perdonó la vida, le dio una mano, lo notó "groggy" y no lo quiso liquidar. Evidentemente, como buen líder de familia, le hubiera generado disgusto el hecho de multiplicar los gestos de tristeza en desconsuelo en figuras contrarias como Riquelme y Bianchi, exponentes fehacientes de un retiro que acecha.

El campeón no se animó a superar a un Boca que podría ser tranquilamente el peor de los últimos 25 años y eso fue pura y exclusivamente por falencias propias. Tal como sucediera en otros partidos importantes, como ante Botafogo en Río de Janeiro, la impericia de cara al arco se pagó caro. Dentro de la mediocridad de un espectáculo que invitaba a la ilusión, las pocas jugadas de peligro que se sucedieron en los 90' fueron propiedad de los de azul y rojo.

Correa es un fuera de serie, por algo tiene los días contados en Boedo y enfilará rápidamente hacia Atlético Madrid. Es fundamental en el equipo con su habilidad, poder de creatividad esporádico y visión de juego, pero debe afinar la puntería con urgencia; dilapidar un avance como aquel del complemento, cuando se escapó mano a mano con Orion, no puede volver a repetirse. Para aspirar a grandes logros, principalmente en el ámbito internacional, hay que ser contundente. Feo o lindo, el gol vale lo mismo. Debe practicar.

Más allá de agravarse una debilidad que está a la vista de todos (este San Lorenzo no mete goles y cuenta con un bajísimo promedio por juego desde que arrancó en Torneo Final), también hubo tiempo para infantiles reacciones que cuestan entender en futbolistas profesionales. A Romagnoli, que hasta ese momento era el hombre más destacado, ¿qué se le pasa por la cabeza para pegar una patada de esa magnitud? ¡Usted es líder Pipi, tiene que tomar la pelota y lastimar con ella! ¿Qué diríamos si hubiéramos perdido? Y ni hablar lo de Ortigoza: ¿Está realmente compenetrado en ayudar a sus compañeros o la indefinición sobre su contrato le quita concentración? ¡Rojas contra River y Boca! Inaceptable ¿Será mucho pedir que dejen de atentar contra las posibilidades propias con estas cosas?

Obviamente no todas son "malas nuevas". Torrico lució seguro, luego de algunas actuaciones que llevaron a pensar en la titularidad de Álvarez y lo mismo sucedió con la dupla de centrales que seguirá con rodaje en la Copa. Los laterales estuvieron correctos y Blandi... Blandi... ¿Fue en serio el rendimiento de esta noche? Actuó como para no volver a ser tenido en cuenta y hasta los simpatizantes locales lo interpretaron así, con una "merecida" ovación.

No haber ganado este encuentro significa ingresar en una etapa límite en el camino hacia el Bicampeonato. La campaña es pobre: apenas un 52% de los puntos en disputa y sólo la paridad reinante en el medio doméstico permite que el equipo siga a tres puntos del primero con cinco jornadas por delante. El sábado, ante Newell's, es momento de los suplentes: no se trata de descuidar este frente, sino afrontar con seriedad ese examen para continuar con chances mientras se prioriza la Libertadores, el máximo anhelo.

Se requiere un último esfuerzo. Después de 20 partidos prácticamente sin descanso en un semestre inhumano, es hora de tomar consciencia y entender dónde estamos parados. Sólo restan por delante 7 partidos hasta la finalización del calendario en la primera mitad de año, que serían 9 en el caso de avanzar a los cuartos de final. En ambos certámenes San Lorenzo esta ahí. Hay que redoblar el sacrificio, transpirar la camiseta un poco más que antes, ir al frente sin ocultar el hambre de gloria. Compromiso y personalidad. Depende únicamente del plantel. Tienen un espacio reservado en las páginas doradas de este club. No desaprovechen la oportunidad.