SUECIA 1958: debutaba el pibe Pelé, nacía la Leyenda y Brasil alcanzaba la tan esquiva gloria

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La sexta edición de la Copa del Mundo contó con varias particularidades. Mientras Argentina cortaba con su aislamiento de 24 años y se despedía humillada con un 1-6 ante Checoslovaquia, el goleador francés Fontaine escribió su nombre en la historia gracias a sus 13 'gritos' y un equipo sudamericano se consagraba por primera vez en suelo extranjero. Se trató de Brasil, quien se sacaba por fin la espina del Maracanazo y alcanza la tan esquiva gloria luego de 28 años de la mano de un pibe de 17 años que nacía para los ojos del mundo: Pelé.

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Un antes y un después se generaría en la historia del fútbol tras los que fue el sexto capítulo de los Mundiales. Suecia fue la sede elegida para que se disputara el emblemático y tan esperado certamen, que recibió 51 solicitudes de inscripción de las distintas federaciones. Las ausencias más notorias que dejaron las Eliminatorias fueron tres: España (por cuarta vez en seis ediciones) al ser vencida incomprensiblemente por la débil Escocia que no estaría luego a la altura de la Copa y se despediría con rapidez; más la de las bicampeonas Italia y Uruguay.

De las 16 Selecciones clasificadas, 12 eran de Europa (Alemania, Austria, Checoslovaquia, Escocia, Francia, Gales, Hungría, Inglaterra, Irlanda del Norte, Suecia, Unión Soviética y Yugoslavia) y 4 de América (Argentina, Brasil, México y Paraguay). El sistema de disputa fue idéntico al de cuatro años atrás: cuatro zonas de cuatro integrantes cada una, avanzando a Cuartos los dos mejores de cada uno (en caso de igualdad de puntos entre segundo y tercero, habría partido desempate).

La competencia se mostró por demás pareja ya desde el inicio. Una clara muestra de esto fue que en tres de los cuatro Grupos hubo que jugar desempate por el segundo boleto a Cuartos (por ese entonces no existía la diferencia de gol). En la primera zona Irlanda del Norte superó 2-1 a Checoslovaquia y avanzó junto a Alemania (quedando además eliminada la humillada Argentina que pagó carísimo su aislamiento de 24 años y cayó estrepitosamente por 6 a 1 ante los 'inexpertos' checos, que le provocaron la mayor goleada de su historia –hasta la actualidad- y que en al regresar a su país los fanáticos los recibieran a monedazos). En la tercera, Gales venció también por 2 a 1 a Hungría, acompañando así a la anfitriona a la siguiente instancia. El cuarto Grupo fue quizá de los más luchados y vitales para lo que sucedería en el resto del certamen.

Luego de debutar con un 3-0 a Austria, Brasil empató sin goles con Inglaterra. El DT Feola se enfureció y pateó el tablero de cara al duelo ante la URSS, encontrando allí su carta ganadora de cara a lo que se vendría: afuera Altafani y Joel, adentro Pelé y Garrincha. Como los soviéticos habían conseguido los mismos resultados (triunfo ante Austria por 2 a 0 y empate con los ingleses, aunque 2-2), en el último juego de la zona se disputaba la primera plaza. De un lado la seriedad de un combinado compacto; del otro la desfachatez de un habilidosa 'verdeamarelha'. Ganó Brasil, pero la URSS se clasificó igual al vencer 1 a 0 a los ingleses en un posterior desempate.

El Grupo 2 fue el único sin tanta paridad. Los que avanzaron fueron Francia (derrotó 7-3 a Paraguay, cayó con el otro clasificado por 3 a 2 y le ganó 2-1 a Escocia), que no demoró en convertirse en la gran favorita por su temible trío de ataque y su insaciable goleador Just Fontaine que deslumbraban a todos con su fútbol; y Yugoslavia (igualó 1-1 con los escoceses y 3-3 con los paraguayos, siendo el triunfo a los galos lo más destacado). Así, quedaban rápidamente eliminados los verdugos de Italia (Escocia) y Uruguay (Paraguay) en las Eliminatorias, provocando un profundo -y mayor- lamento de 'tanos' y 'charrúas' al concientizarse de la ocasión desperdiciada.

Los Cuartos fueron un mero trámite para el envalentonado combinado galo que hacía disfrutar a propios y extraños de su trato a la redonda, goleando 4-0 a la 'cenicienta' Irlanda del Norte. El resto de los cruces ya fueron más equilibrados: Alemania superó 1 a 0 a Yugoslavia, Suecia 2 a 0 a la URSS y Brasil, que poco a poco iba llamando la atención de muchos por el pibe ése de apenas 17 años al que le decían Pelé y enseñando la '10' en su espalda hacía estragos con la redonda en sus pies, le ganaba 1-0 a Gales (claro, de la mano de ese 'nene' que hacía su primer gol en una Copa del Mundo y empezaba a escribir las páginas más gloriosas de su trayectoria, de su Selección y de los Mundiales).

Así, a Semis habían llegado los seleccionados de mayor experiencia: Suecia, Alemania, Brasil y Francia. Aunque la anfitriona había armado un combinado medio de improvisto y obligado para la ocasión, fue el más profesionalizado de todos debido a que encontró sus principales valores jugando en la competitiva Liga italiana (Sevensson, Axbom, Liedholm, Mellberg, Gren). Enfrente tenían a la vigente campeona Alemania, que sufrió sus infortunios y le facilitó así el trámite a los suecos. Es que si bien los germanos abrieron la cuenta del compromiso, el creador de su juego (Friz Walter) se lesionó y dejó a su equipo con diez porque seguían sin existir los cambios; mientras que a los pocos minutos el árbitro le expulsó a Juskowiak. Aunque los campeones resistieron con nueve 'soldados' luchando por mantenerse en pie, Suecia no tuvo piedad y la despidió propinándole un 3-1 que en cierta forma terminó ajusticiando lo acontecido en la final de la anterior edición cuando ellos dejaron sin gloria al mejor combinado húngaro que se recuerda.

En la otra llave estaba el choque más esperado, ése al que suelen calificar como una 'final anticipada'. Por un lado estaba la gran favorita de la mayoría y a la que muchos ya daban por campeona, Francia. Por el otro arribaba un Brasil que, aunque no había empezado del todo bien su camino (había sufrido la clasificación a Cuartos y allí ganó sólo por la mínima), había encontrado en sus suplentes una fórmula infalible: tenía a un Pelé inspiradísimo que encima estaba acompañado por 'el débil mental' de Garrincha (así lo calificó el psicólogo y por eso inició el Mundial entre los relevos) que ridiculizaba a cuanto rival se le cruzara frente a él con su picardía y desfachatez; más el mejor generador de juego, Didí, que se lucía con su finura, delicadez y precisión para poner exquisitas pelotas en profundidad que sus compañeros luego capitalizaban.

Y fueron precisamente estos distintos muchachitos brasileños los que le arrebataron de un tirón el protagonismo a los franceses. El sólo apreciar las alineaciones de las que dispusieron cada combinado, marca a las claras las intenciones de los protagonistas: Francia puso cinco delanteros y Brasil cuatro. Los dos estaban dispuestos a proponer y a ninguno se le cruzaba la posibilidad de resguardarse de los ataques rivales (de hecho las últimas líneas habían quedado notoriamente debilitadas, para colmo los franceses quedaron aún más debilitados cuando uno de sus defensores jugó varios minutos con una fractura de peroné). En tanto, Pelé atravesaba un día brillante y el combinado galo se quedó sin respuestas para frenarlo e impedir que se despechara con un triplete en el 5-2 final que terminó dejando en el camino a la mejor Francia de la historia (tuvo como premio consuelo completar el podio al vencer por 6 a 3 a Alemania y dejar grabado el nombre de Fontaine en la historia con sus 13 gritos que nadie pudo superar en una cita mundial).

La final era una batalla de estilos: por un lado la habilidad de los potreros sudamericanos y por el otro la potencia física de los europeos. Brasil y Suecia se medían ante casi 50 mil almas listas para disfrutar uno de los espectáculos más esperados. Y no era en vano la expectativa de los fanáticos porque los protagonistas no se guardaron nada. Apenas a los cuatro minutos golpeaban los anfitriones, pero cinco más tarde respondía la 'Verdeamarelha' con un centro de Garrincha que conectaba de cabeza Vavá. Misma fórmula que se repetía a los 32 minutos con los mismos protagonistas y Brasil se ponía en ventaja. En el complemento aparecería ése joven que deleitaba a todos y justificó dicha idolatría que estaba naciendo: como si se tratara de un futbolista repleto de experiencia, Pelé se olvidó que estaba jugando una final del mundo y como si estuviera en un 'picado' con amigos no tuvo reparos en controlar la redonda de pecho, picarla por encima de un defensor y fusilar al arquero para decretar el 3-1 parcial. El duelo ya prácticamente estaba cerrado, pero había tiempo para más. Zagalo estiraba la ventaja para los sudaméricanos, Simonsson descontaba y Pelé –ahora de cabeza- era el encargado de sellar el partido y poner el 5-2 definitivo.

Brasil por fin se sacaba la espina del Maracanazo y alcanzaba la gloria máxima que se hizo desear durante unos extensos 28 años. No hubo sueco que no se rindiera ante un Pelé que marcaba un antes y un después en la historia. Aunque con sus escasos 17 años ése joven ya era una realidad para los suyos (incluso ya tenía una temporada como profesional en el Santos), estaba naciendo para los ojos del mundo. Nacía la Leyenda y, con su Jogo Bonito, Brasil alzaba su primera Copa de tantas otras que con el tiempo volverían a levantar.



RESUMEN ESTADÍSTICO

Fecha: 8 al 29 de junio

Campeón: Brasil

Segundo: Suecia

Tercero: Francia

Cuarto: Alemania

Selecciones participantes: 16

Partidos disputados: 35

Goles: 126 (promedio de 3,6)

Goleador: Just Fontaine 13 (Francia)