Se trata de los recursos mínimos que debe reunir una familia tipo cada mes para no caer en estado de pobreza e indigencia.
El Indec venía calculando esos parámetros hasta diciembre de 2013, con valores singularmente inferiores a los que estimaban las consultoras privadas, pero dejó de hacerlo desde que cambió la metodología de medición de la tasa de inflación a precios de 2004.
En el caso de la medición de FIEL arrojó que "en el último año se requirieron $1.346,40 adicionales para que una familia tipo cubra con su ingreso el costo de la canasta de pobreza, y $790 la cesta de indigencia", indica el informe mensual.
En términos relativos significaron alzas en los últimos 12 meses de 40,1 y 42,8%, respectivamente, superando cualquier variación de los salarios. De ahí que se estima que la legión de pobres e indigentes se acrecentó notablemente.
El fenómeno se habría intensificado en el primer trimestre de 2014, habida cuenta de que la mayor parte de esos aumentos de los presupuestos básicos de los hogares se concentró en ese período, con 17,6 y 17,2 por ciento, en cada caso.
Según esos parámetros el salario minímo vital y móvil de 3.600 pesos para un adulto posibilita evitar caer en estado de indigencia si sólo trabaja uno de los dos adultos del hogar, pero no lo saca del estadio de pobreza.