La Justicia autorizó a abonados históricos del Maracaná a ver el Mundial sin pagar

Una jueza de Río de Janeiro declaró inconstitucional un acuerdo firmado con la FIFA por violar los derechos de quienes son propietarios de butacas a perpetuidad

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 AFP 163
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Según el portal Estadao -del grupo mediático Estado-, los demandantes emprendieron una acción contra el estado de Rio de Janeiro, propietario del legendario estadio, ya que no les fueron reconocidos sus abonos para presenciar los grandes torneos internacionales luego de la profunda remodelación que sufrió el complejo.

Así, los demandantes se perdieron el amistoso Brasil-Inglaterra, que sirvió de reinauguración del Maracaná, y los partidos de la Copa Confederaciones en junio pasado.

La jueza Luciana da Cunha Martins Oliveira ordenó al gobierno de Rio el pago de una indemnización de 6.500 reales (unos 2.800 dólares al cambio), más el valor de los boletos de los partidos que tuvieron vetado el acceso y los honorarios de sus abogados.

Además, les dio el derecho a asistir a todos los juegos de los "eventos FIFA" en el Maracaná, incluido el Mundial, destacó Estadao.

Cuando fue designado como sede del Mundial 2014, Brasil firmó con la FIFA un acuerdo por el cual cedía la administración de las instalaciones durante la Copa Confederaciones, celebrada en junio pasado, y el Mundial (12 de junio al 13 de julio).

Según ese acuerdo, los propietarios de butacas y palcos no tienen derecho a entrar al estadio bajo la administración del ente mundial del fútbol.

"Ocurre que las normas expuestas en las mencionadas leyes que impiden el uso de los demandantes a sus sillas deben ser consideradas inconstitucionales porque van contra el derecho adquirido y el acto jurídico perfecto, referente al contrato celebrado a finales de la década de los 40 y que revela el derecho del uso de las sillas sin otro gravamen", justificó Oliveira.

Señaló además que los demandantes no firmaron el Stadium Agreement y que "el Estado no tiene el poder de representar al ciudadano para suprimir sus derechos".

Estas sillas se vendieron a finales de la década de 1940 para financiar la construcción del Maracaná de cara al Mundial de 1950. Los títulos tenían una validez de cinco años, pero dos años después, una ley transformó ese derecho en perpetuo con el pago de una anualidad.

Así, esas butacas se convirtieron en una propiedad solamente transferible con la muerte de su dueño. Actualmente, en el Maracaná -con una capacidad de 78.838 espectadores y escenario de la final del Mundial 2014- hay unas 5.000 sillas perpetuas, según el sitio especializado Globo Esporte.

La semana pasada,

la FIFA fue multada

por el organismo de defensa al consumidor (Procon) de Brasil con

210.000 dólares

tras

denuncias de espectadores que tuvieron problemas con sus boletos

para el juego España-Uruguay, por la Copa Confederaciones, el 16 de junio pasado en Recife (noreste de Brasil).