House sitting, la forma de recorrer el mundo sin pagar alojamiento

Magalí y Ramiro son dos argentinos que en 2012 dejaron el país "aburridos de la vida normal". Hoy "trabajan" cuidando casas y mascotas en el lugar del mundo donde los convoquen. Desde Nueva Zelanda contaron a Infobae cómo es su vida 

Compartir
Compartir articulo
  162
162

Si alguien nos dice que su medio de sobrevida es cuidar casas, bien podríamos pensar que se trata de un trabajo temporario o al que se dedica gente mayor de edad. Ahora, si quienes cuidan casas son una pareja de veinteañeros que lo hace como "excusa" para recorrer el mundo y que no tiene intención de dejar de hacerlo, la cosa cambia.

Pues a eso se dedican desde marzo de 2012 Magalí y Ramiro, una pareja de argentinos que un buen día decidió que tener un trabajo de 9 horas diarias, una casa, una carrera y una vida "normal" no era lo que querían.

Ser cuidador de casas (house sitting) implica que, cuando el dueño de la misma tiene que ausentarse por un período de tiempo determinado, confía en una o más personas para que se queden en su hogar, sobre la base de un acuerdo mutuo que implica que los "cuidadores" no deberán pagar alquiler a cambio de asumir las responsabilidades de cuidar las mascotas, llevar ciertas tareas de mantenimiento (piscinas, césped, correo, etc). La función principal, detrás de todo esto, es la de ahuyentar a los amigos de lo ajeno y mantener todo como si el dueño estuviera en casa.

      
 
      

Infobae habló con los osados tortolitos que un día de noviembre de 2011 decidieron vender todo lo que tenían y lanzarse a nueva vida. 

¿Cuándo y cómo fue que decidieron dejar todo en la Argentina y dedicarse a viajar?

En noviembre de 2011 comenzamos a sentir que era momento de dejar la Argentina. Por supuesto, fue un mes de muchas dudas porque no teníamos absolutamente nada en concreto. Sólo la necesidad de salir a ver el mundo, de vivir otras experiencias, de conocer otras culturas. Sentíamos que algo de "la vida normal" (un trabajo de 8 a 17, la facultad, ciertas rutinas) estaba alejado de nuestras pasiones y nuestra forma de vivir la vida. Antes de viajar nos preguntábamos al respecto de estas rutinas externas al cuerpo que no respetan los tiempos personales, encontrábamos que no había momentos para la creatividad, momentos de dormir, momentos de ocio. Y así fue como sentimos que viajar iba a ser una puerta a muchísimas otras cosas, por lo que nuestro viaje más que un comienzo, fue la culminación de cosas que veníamos pensando y sintiendo juntos.

¿Cuáles fueron los primeros destinos que conocieron?

      

El primer país al que arribamos fue Italia y llegamos exactamente a Venecia. ¿Por qué? Tampoco lo sabemos. Simplemente decidimos que

no queríamos llegar a una ciudad grande como Roma

. El norte de Italia nos recibió con el primer sol de primavera luego de un invierno duro para los europeos. Fue un momento de romper mitos e ideas previas: encontramos gente hermosa, siempre nos ayudaron,

jamás vivimos situaciones de discriminación

(como mucha gente nos había advertido en la Argentina). Además descubrimos nuevos ritmos y costumbres, y nuestros sentidos conocieron el aroma del café italiano, el sabor de la verdadera pasta, etc. Tuvimos la oportunidad de vivir un mes con una familia italiana y fue una de las mejores experiencias que tuvimos en el viaje. Dormir en una casita rodante y

despertarte todos los días con los pájaros y el sol de La Toscana

, desayunar temprano, trabajar en una chacra, aprender los secretos culinarios de doña Giovanna. ¡Fue una experiencia realmente hermosa!

El segundo país que conocimos fue República Checa y nos maravilló. Allí casualmente conocimos a Antonio, un checo que ama nuestro país y nos recibió con un mate humeante delicioso. Nos enamoramos de Lyza, el pueblito en donde vive él, así que lo ayudamos en la huerta durante un mes en verano. Praga, además, nos pareció una de las ciudades más hermosas que conocimos hasta el momento.

¿Cómo conocieron que había algo llamado "house sitting" y por qué decidieron sumarse?

En realidad fue súper gracioso: cuando estábamos en La Toscana trabajando en la granja orgánica de la cual hice referencia, llegó un momento en que sentimos que necesitábamos tener un tiempo para nosotros. La realidad es que cuando viajás con poco presupuesto pocas veces tenés la oportunidad de soledad y para nosotros estaba siendo algo necesario.

      

Así, un día le hice una broma a Rami: "

Qué bonito sería cuidar una casa en Andalucía, y cuidar unos gatos"

. Y pensé: ¿Por qué no buscar en internet? Ese mismo día encontré la primera web para hacer

house sitting

, y comprendí dos cosas: en primer lugar,

en Latinoamérica no es muy conocida esta modalidad

porque son culturas diferentes. Por ejemplo, en la Argentina si te vas de viaje, es normal que vecinos, amigos o parientes cuiden tu casa, tus mascotas y tus plantas. Sin embargo, en otros países la situación es diferente. Y en segundo lugar, el término "cuidador de casas" al menos en la Argentina refiere a un trabajo estable, y no tanto a un trabajo para viajeros.

Por eso cuando encontramos que el nombre que se estaba utilizando era "house sitting" se abrieron muchísimas puertas para nosotros. ¿Por qué decidimos hacerlo? Por varias cuestiones, pero las más importantes fueron que necesitábamos tiempo para nosotros, no sólo para estar en soledad y siguiendo nuestros ritmos si no porque teníamos muchos proyectos (online) que queríamos concluir. Por supuesto, también el tema del dinero era importante: tener la posibilidad de vivir en un país sin pagar renta parece sorprendente. Y luego te das cuenta de que ésta es una forma real de sumergirte en una cultura nueva, así que éste es uno de los motivos por los que seguimos viajando de esta forma.

¿Qué lugares conocieron bajo esta modalidad?

      

Conocimos Italia, República Checa, España, Turquía, Camboya, Indonesia y Nueva Zelanda. ¡Países todos increíbles!



¿Cómo van decidiendo el itinerario? ¿Cómo eligen el siguiente destino cuando se termina la estadía en una casa, por ejemplo?

Lo decidimos varios meses antes, y lo cierto es que es al azar. Cuando ingresa a mi mail una alerta de una nueva casa para cuidar y coincide con nuestras fechas, si sentimos que es para nosotros, enviamos nuestra solicitud. Así locamente hemos tenido una agenda de "sitters" súper ocupados: salimos de una casa e ingresamos a otra, dejamos la segunda y ya tenemos la tercera. ¿Y el destino? Simplemente pensamos: ¿queremos conocer Turquía? ¡Sí! Pues allá vamos.

¿Cuál fue el destino que más les gustó? ¿Y a cuál desean ir y aún no conocen?

Uf, qué difícil esta pregunta. No somos muy buenos decidiendo qué lugares nos gustaron más porque todas fueron experiencias inolvidables. Aún así, si tuviéramos que decidir dos ciudades, nos quedamos con Praga y con Estambul. Estos dos países nos parecen sorprendentes bajo todos los términos. ¿A cuáles queremos ir? ¡A todos! Por supuesto, una gran cuenta pendiente es Centroámerica.

¿Hay experiencias de house sitting con turistas en la Argentina? 

Sólo vi una casa para cuidar a través de las páginas web que utilizamos. Como decía al principio, creo que es una diferencia cultural: en la Argentina si te vas de vacaciones alguien siempre (con mucho buena predisposición) cuida que en tu casa todo funcione correctamente. Lo cierto es que también en Argentina la inseguridad es un tema de agenda, por lo que no muchas personas confían en dejar su casa al cuidado de un extraño. Sin embargo, en otros países del mundo es sorprendente (¡y muy hermoso!) cómo la gente sigue viviendo con confianza ante sus semejantes y compartiendo experiencias tan lindas como las de house sitting o couchsurfing sin tener temor a que cosas malas sucedan.

¿Está en sus planes volver a la Argentina en algún momento?

Mmm… No, en principio no. ¡Hay tanto para conocer! Y por el momento no hay cosas que nos liguen a la Argentina: extrañamos poco (aunque tenemos a personas importantes en el corazón, por supuesto), pero sabemos que comenzar a viajar fue una de las mejores y más arriesgadas decisiones que tomamos jamás. Realmente nuestra vida cambió muchísimo desde aquel acalorado noviembre.