América Latina, el sostén de las ambiciones bélicas de Irán

Venezuela, Ecuador y Bolivia garantizan a Teherán la infraestructura para mantener sus planes, afirman los expertos Douglas Farah y Joseph Humire, en diálogo con Infobae

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 AFP 162
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Sin lugar a dudas, el fallecido presidente venezolano Hugo Chávez fue esencial en el acercamiento que existió en los últimos años entre Irán y América Latina. La participación del mandatario iraní, Mahmoud Ahmadinejad, en los funerales de Estado, en Caracas, lo confirmó.

Para muchos es un interrogante cómo será esa relación con uno de sus máximos impulsores muerto y con el otro fuera del poder, ya que el gobierno de Ahmadinejad finaliza en junio de este año.

Douglas Farah, miembro adjunto para las Américas del Center for Strategic and International Studies (CSIS) y experto en organizaciones criminales transnacionales, aseguró a Infobae América que "el vínculo se ha ido institucionalizando con el paso de los años". "Esa relación personal era importante sin dudas pero ahora no sólo en Venezuela sino también en Bolivia, Ecuador y Argentina hay una base que permite actuar", dijo.

Por su parte, Joseph Humire, experto en seguridad global y en el nexo entre seguridad, defensa y libertad económica, consideró que existen cambios que pueden modificar los centros de atención de Teherán en Latinoamérica.

"No se sabe si Nicolás Maduro podrá concentrar el Poder Ejecutivo, Irán está calculando eso. Y lo otro es lo que va a pasar en Irán donde es un año electoral y donde los problemas domésticos, principalmente en la economía, son muy fuertes", señaló y agregó: "El Estado iraní está muy apretado tanto por las sanciones como por la baja del precio del barril de petróleo. Si es que  se ve una recaída de la presencia iraní no va a ser por falta de interés sino porque no tiene los recursos necesarios".

De acuerdo a Humire existen dos maneras de analizar los vínculos entre los gobiernos de la región y la República Islámica: una pública y otra encubierta. "Hay tratados entre los bancos para tratar de dar legitimidad a las transacciones pero debajo de eso hay lavado de dinero; en el lado diplomático hay presencia de embajadas y diplomáticos pero detrás hay mezquitas y centro culturales que están haciendo reclutamiento y doctrinando a los latinoamericanos", detalló.

Al respecto Farah subrayó el caso de Ecuador: "Se está prestando a que los bancos iraníes muevan o laven dinero en los bancos ecuatorianos. El gobierno de Rafael Correa permitió al Cofiec abrir cuentas junto a Irán en terceros países. Esto le permite a Irán evadir de una manera fácil las sanciones internacionales"

Y agregó que Venezuela facilita aún más al régimen iraní burlar las medidas tomadas por los Estados Unidos y la Unión Europea en respuesta a su programa nuclear. "Hay barcos que van de puerto a puerto y como es relación de estado no hay control aduanero, no hay declaración pública que se exija".

"Ellos lograron crear una estructura para el entrenamiento de células de Hezbollahen Bolivia, el lado financiero con Ecuador. Pero el eje sigue siendo Venezuela para mover lo que ellos han llamado fondos binacionales, cada país aporta 1,5 mil millones de dólares para fomentar la agricultura, por ejemplo, y después no se escucha más de ese fondo. Han establecido una estructura muy sofisticada para hacer un montón de cosas", insistió.

En opinión de Humire no es el plan nuclear en sí lo que Teherán trata de fortalecer a través de su penetración en la región. "Irán no es un poder nuclear pero sí lo es misilístico. En su programa balístico necesita otras materias primas como litio, tantalio. Esas materias se están buscando en América Latina. También buscan la cobertura que le pueden ofrecer los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia para esas actividades", afirmó.

Respecto a los supuestos vínculos entre el Gobierno iraní y organizaciones criminales como los cárteles mexicanos o la guerrilla de las FARC, ambos expertos coincidieron en que no los une una alianza ideológica sino práctica.

"En el campo bolivariano se creó un espacio de libre circulación de estos grupos. No creo que las FARC, Irán, Hezbollah estén en las mismas cosas pero sí que encontraron un espacio donde no están perseguidos, donde pueden hacer lo que quieren. Se ha creado un ambiente muy acogedor que pronto será incontrolable para los gobiernos", opinó Farah.

Recordó la operación Titán que dejó al descubierto una red de tráfico de cocaína entre las FARC, Hezbollah y los narcos mexicanos; y el fallido atentado contra el embajador saudí en los Estados Unidos, Adel al-Jubeir. "Esto no demuestra que Los Zetas estén dispuestos a colaborar pero sí que el gobierno iraní está dispuesto a lanzar ataques en territorio estadounidense", señaló.

"El crimen transnacional es equivalente a carreteras que corren para el norte para el sur, para todos lados. Irán está viendo eso, esa funcionalidad. Son rutas en las que se pueden llevar dinero, armas y personas", agregó, en tanto, Humire.

El interés iraní por Argentina

"El ritmo de intercambio con Argentina ha crecido mucho en los últimos años", advirtió Farah quien consideró que el país sudamericano es visto por el régimen iraní como clave para alcanzar tecnología en misiles y en equipamiento nuclear.

"Parte del afán de abrir una nueva etapa de relaciones es precisamente eso; porque Bolivia aporte tecnológico no puede dar mucho, Ecuador en el área de petróleo tiene la misma tecnología de la década de 1970 que tiene Irán. Pero sí Venezuela, Argentina y Brasil tienen para aportarles cosas mucho más valiosas", dijo.

Farah también se refirió críticamente al memorándum de entendimiento que firmaron los dos gobiernos sobre la investigación por el atentado de la AMIA, ocurrido en Buenos Aires en 1994.

"En cada discusión termina ganando Irán. Las posibilidades de que haya un juicio son nulas. Lo que uno ve claramente es el provecho que sacan las autoridades iraníes de este acuerdo: legitimidad, espacio político. Lo que no entiendo es lo que recibe Argentina a cambio. Es un desgaste internacional muy grande para la presidente Cristina Kirchner", opinó.