Tras la renuncia del Papa, ¿cómo sigue la Iglesia hasta nombrar al sucesor?

Benedicto XVI dejó hoy el Vaticano tras ocho años de pontificado. Su dimisión sacudió a la sociedad y a partir de ahora los ojos del mundo entero se centrarán en saber todo lo que ocurrirá hasta conocer al nuevo Sumo Pontífice. En esta nota, los detalles

Compartir
Compartir articulo
 Reuters 162
Reuters 162
 AFP 162
AFP 162

El 11 de febrero de este año será un día que quedará marcado para siempre en la historia, ya que por primera vez en 600 años un Papa presentó la renuncia a su cargo. Con la salida de Benedicto XVI, son ahora muchos los interrogantes que surgen en torno a qué sucederá con una de las instituciones más importantes del mundo, con más de 1.200 millones de seguidores.

Tal como lo había anunciado, el Sumo Pontífice dejó hoy el Vaticano y se dirige a la sede veraniega de CastelgandolfoUna vez que haya nuevo papa, se retirará a un monasterio de clausura dentro del Vaticano, según anunció el vocero papal Federico Lombardi.

Mientras su puesto esté vacante, se realizarán obras de acondicionamiento del apartamento papal. Una vez que el cónclave haya elegido nuevo papa, Benedicto XVI tiene previsto pasar el resto de sus días en un monasterio de monjas de clausura dentro del Vaticano.

A partir de la hora fijada para que se haga efectiva la renuncia, se abrirá el período llamado de "sede vacante", a partir del cual dejarán sus funciones todos los jefes de los ministerios de la Curia Romana, el gobierno de la Iglesia.

¿Quién liderará la Iglesia hasta encontrar el nuevo sucesor?

Esta función será cumplida por el denominado camarlengo, que oficia de administrador de la propiedad y las rentas del Vaticano. Será temporalmente el máximo responsable de la Iglesia durante el tiempo que transcurra hasta la elección. El papa Benedicto XVI nombró en 2007 para ese cargo al número dos del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone. 

Por su parte, Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, envió cartas a todos los cardenales (tengan o no derecho a voto) para convocar las llamadas "congregaciones generales", donde se empieza a discutir el nombramiento del nuevo papa. 

Desde hoy a la mañana comenzaron a llegar todos los cardenales para reunirse con el Papa antes de que se retire del Vaticano y así poder comenzar con el proceso de elección.

El cónclave y sus participantes

La constitución apostólica 'Universi Dominici Gregis', promulgada en 1996 por Juan Pablo II, fijaba un plazo de 15 a 20 días desde la declaración de la "sede vacante" para el inicio de esa asamblea. Sin embargo, antes de renunciar, Benedicto XVI publicó un decreto que permite anticipar la fecha "si los cardenales están presentes" en Roma. Así que la fecha podría adelantarse. 

El cónclave (del latín "cum clave": "bajo llave") es la reunión a puertas cerradas de 117 cardenales "electores", menores de 80 años, aunque el número podría variar. Se habla de que podrían ser 120. La elección se realiza en la Capilla Sixtina del Vaticano.

Pero ¿en qué condiciones se realiza el cónclave? La asamblea de "los purpurados" se lleva a cabo en el aislamiento total de los cardenales. Para ellos rigen las estrictas normas del secreto. Tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior.

Se necesita una mayoría de dos tercios para nombrar al nuevo papa. La votación se hace con papeletas que se ponen dentro de un cáliz.

¿Sigue teniendo influencia Benedicto XVI?

Una vez que haga efectiva su renuncia, sólo será autoridad moral espiritual. En cuestiones de gobierno no tendrá potestad alguna y no podrá establecer un candidato. En este sentido, el Vaticano informó que Benedicto XVI se retirará por completo de cualquier rol en el liderazgo de la Iglesia Católica, no tomará parte en la elección de su sucesor, su titularidad dentro de la Iglesia podría ser la de obispo emérito de Roma, aunque se le podrá seguir llamando Benedicto XVI.

Humo blanco, humo negro

Durante el cónclave se vota dos veces por la mañana y dos veces por la tarde. Después de cada sufragio, las papeletas se queman en un horno especial en la Capilla, que tiene salida al exterior.

De no alcanzarse un acuerdo, se añaden productos químicos (en la antigüedad era paja húmeda) para que el humo sea negro. En cambio, si el resultado es positivo, se queman las papeletas, lo que provoca el humo blanco que anuncia la elección del nuevo Sumo Pontífice. En ese momento la gran campana de la Basílica de San Pedro empieza a redoblar y se le comunica al mundo el Habemus Papam

¿Qué pasará con el anillo del pescador?

Uno de los símbolos del poder pontificio será destruido en cuanto Benedicto XVI deje su cargo. El anillo del pescador, de oro macizo y que llevan todos los papas con su nombre grabado en latín, en la antigüedad servía para sellar documentos. Ahora será destruido a martillazos por el cardenal Bertone cuando empiece la primera reunión de cardenales, lo cual evitará cualquier falsificación. El camarlengo también será el encargado de colocar el anillo en el dedo al nuevo papa.

El "cuestionario" para el nuevo papa

Una vez elegido, el nuevo papa responde a dos preguntas: "¿Acepta su elección canónica como Soberano Pontífice?" y "¿Con que qué nombre quiere ser llamado?". Si responde positivamente a la primera pregunta, se convertirá en el nuevo jerarca de la Iglesia Católica y en arzobispo de Roma.

Inmediatamente pasa a una habitación anexa, llamada "Sala de las lágrimas" porque, según se dice, muchos pontífices lloraron en ella al tomar conciencia de la importancia del cargo. El nuevo papa se pone entonces una de las tres sotanas blancas (de tallas distintas) preparadas por el sastre oficial del Vaticano.

El "protodiácono" (el cardenal más veterano, actualmente el francés Jean-Louis Tauran) anuncia entonces la noticia desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Revela el nombre del nuevo pontífice e imparte la bendición "Urbi et orbi". 

El nombre

Todos los papas pueden escoger libremente un nombre, usualmente el de un antecesor que admiran, el de un santo de su devoción o una versión latinizada de su propio nombre. El número romano que acompaña el nombre indica el número de veces que éste ha sido utilizado. Desde San Pedro, nadie ha elegido ese nombre por respeto al Apóstol de Jesús. 

Si el candidato electo da el consentimiento, se le pregunta entonces: "Quo nomine vis vocari?" ("¿Con qué nombre deseas ser conocido?").

El papa indica el nombre que ha escogido con estas palabras: "Vocabor N." ("Me llamaré N."), por ejemplo: "Vocabor Pius XIII" ("Me llamare Pío XIII"), u otras similares.