Apple comienza a perder su histórico brillo a manos de Samsung

La empresa surcoreana, con su Galaxy S III a la cabeza, está logrando quitarle protagonismo a la empresa de la manzanita y su iPhone 5

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La rivalidad de Apple y Samsung ya es conocida en el mundo entero. A través, sobre todo, de sus últimos teléfonos insignia, el iPhone 5 y el Galaxy S III, las dos empresas fueron ampliando su antagonismo cada vez más: desde resonantes batallas legales a ácidos avisos publicitarios.

Sin embargo, según señala The Wall Street Journal, la empresa surcoreana ha logrado en el último tiempo ir acortando la brecha de atractivo que hasta hace poco la distanciaba del teléfono de la compañía liderada por Tim Cook.

Según señala el diario, Samsung habría logrado el avance gracias a, por un lado, una buena estrategia de marketing y, por otro, a un adecuado nivel de ingeniería en sus productos, combinación que le permitió liderar las ventas de smartphones y plantarse frente al iPhone de Apple.

Las buenas ventas de sus teléfonos permitieron a la empresa surcoreana afirmar su liderazgo en el rubro de teléfonos móviles y a la vez aumentar 76% sus ganancias del último trimestre de 2012, según anunció la empresa la semana pasada.

En el otro extremo, las últimas noticias de Apple no resultan tan positivas. Los resultados financieros de la empresa de la manzanita dispararon señales de alarma en lo que respecta a la demanda de su iPhone 5, ya que mostraron un estancamiento de las ganancias para el período octubre-diciembre del año pasado.

Esta noticia tuvo su impacto en Wall Street y las acciones de la empresa, de un máximo alcanzado el 19 de septiembre pasado (siete días después de la presentación oficial del iPhone 5) cayeron 37 por ciento.

La estrategia publicitaria de Samsung

En momentos en que Apple tocaba su máximo bursátil, tras la presentación de su nuevo teléfono, Samsung lanzaba un anuncio publicitario que se burlaba de los "Apple Fanboys" que hacían cola para comprar lo último de Cupertino.

El aviso, que destacaba los avances del teléfono surcoreano frente a las características del smartphone de la manzanita, era parte de una campaña de marketing comenzada en 2011, con un costo de u$s200 millones, y logró convencer a varios consumidores de hacer el cruce y pasarse del iPhone a un Galaxy S III.

Anuncios como este contribuyeron a ampliar la diferencia de Samsung sobre Apple: mientras que la surcoreana tuvo 28% del mercado global de teléfonos inteligentes, la empresa de Cupertino obtuvo un 20 por ciento en 2012, según la consultora iHS Suppli. En 2011, las cifras eran 20% y 19%, respectivamente.

Apple vs. Samsung: costos y producción

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En los Estados Unidos, un Samsung Galaxy S III cuesta u$s199, al igual que el iPhone, con un plan de datos; sin embargo, la surcoreana se permite bajar sus costos notoriamente en determinadas ocasiones.

Además, la surcoreana cuenta con una ventaja clave a la hora de los costos, que es tener su propia producción de chips, pantallas y componentes, algo de lo que Apple carece y por lo que debe recurrir a otros fabricantes para equipar sus teléfonos.

Samsung también se ha dedicado a diversificar su oferta en lo que respecta a teléfonos móviles, ofreciendo una amplia gama de modelos con diferentes opciones en equipamiento, tamaños y precios, estrategia que sin duda lo ha ayudado a ser líder de ventas en el rubro. En cambio, Apple lanza una nueva versión de su iPhone de forma anual.

Inclusive en sistemas operativos Samsung ha sabido ofrecer distintas posibilidades a sus clientes: mientras que gran parte de sus teléfonos inteligentes vienen equipados con Android, el software de Google –la misma plataforma a la que Steve Jobs quería declarar una "guerra termonuclear", acusándola de copia de iOS– también ofrece dispositivos con Windows Phone, el sistema operativo móvil de Microsoft.

Y existe otro punto que favorece a Samsung. La masificación de los productos de Apple en los EEUU le hace perder a la empresa de la manzanita el velo de exclusividad que tuvo históricamente. Esto impacta generalmente entre los usuarios más jóvenes, menos propensos a tener en sus manos un celular que "tienen todos".