Amy Winehouse, de 27 años, llevaba en sangre cinco veces más cantidad de alcohol que la permitida para ponerse al volante cuando fue hallada muerta en su vivienda de Londres.
Esta segunda vista tuvo que llevarse a cabo porque el forense que hizo la primera, en 2011, no tenía las calificaciones requeridas. Con todo, ambos análisis llegaron a la misma conclusión.
"La familia estaba de acuerdo con el modo en que se realizó la investigación inicial y no solicitó una nueva", declaró el vocero de los padres de Winehouse, Micht y Janis, que no estuvieron presentes.