Para la Iglesia, fueron saqueos "instigados" para instalar el descontrol social

El presidente de la Pastoral Social, Jorge Lozano, sostuvo que detrás de los incidentes hay una mano negra que no está en sintonía con el "ánimo de la mayoría de los argentinos". Hay más de 500 detenidos

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Los violentos saqueos realizados en varios puntos del país también encontraron eco en varias de las personalidades de la Iglesia. Una de las voces más duras fue Jorge Lozano, el obispo de Gualeguaychú, quien manifestó a la página web Valores Religiosos que la situación de incertidumbre y desorden producida "no está en el ánimo que la mayoría de los argentinos".

"Parecen ser operativos organizados tendientes a instalar el tema del descontrol social", sostuvo el titular de la Pastoral Social.

En sintonía con sus dichos, el obispo de San Carlos de Bariloche, Fernando Maletti, calificó que los dramáticos hechos vividos en esa ciudad se debieron a "instigadores", aunque desconoce quienes.

"No estoy en capacidad de hacer un análisis de por qué se produjeron estos hechos ni establecer quienes lo instigaron", reconoció. En su diagnóstico, el religioso marcó que  a pesar de "las cosas buenas que en materia social se están haciendo desde el Estado", se debería profundizar en el área ya que continúa habiendo "miles de jóvenes que hoy están a la deriva y carecen de proyecto de vida".

Maletti caracterizó en radio El Mundo a los desmanes de Bariloche como algo "muy difícil, muy tenso, muy cargado de contradicciones, muy loco". Y agregó que en ese municipio se vive una suerte de "doble realidad", donde "por un lado hay muchos recursos y por el otro, muchas necesidades", en referencia a la desigualdad reflejada entre el "Alto" barilochense y la zona céntrica de la localidad.

La cúpula pidió más amistad social

Por su parte, el arzobispo de Santa fe y presidente de la conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, se lamentó por los saqueos y por las situciones que conspira contra la paz y la equidad social.

"En este contexto de Navidad no podemos dejar de pensar en las muchas situaciones que atentan contra la paz, y que son un signo de nuestra fragilidad social, cultural y política", aseguró el arzobispo, quien además puso enfasis sobre la realidad "que hipoteca a muchos jóvenes que no estudian ni trabajan".

"Debemos encontrarnos en el marco de pertenencia de una madura amistad social y como miembros de una misma comunidad, superando la pequeñez de enfrentamientos que descalifican y no construyen", sugirió Arancedo.

Y agregó: "Es necesario generar contextos de encuentro, de respeto y de diálogo, que nos permitan dar respuesta a los verdaderos problemas que hacen al desarrollo integral del hombre".