La habilidad única de los perros para hallar a sus dueños a miles de kilómetros

Especialistas en comportamiento animal explicaron a Infobae.com qué llevó a Capitán al cementerio donde yace quien lo adoptó. Compararon ésta con otras historias. Las películas conmovedoras en el cine americano

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Que el perro es el mejor amigo del hombre no es novedad. Lo que no deja de sorprender es hasta dónde un can es capaz de demostrar su fidelidad y amor.

Ya es bien conocida –y en buena parte del mundo– la historia de Capitán, el perrito mestizo que desde hace 5 años vive en un cementerio de Córdoba y duerme justo encima de la tumba de Miguel, quien lo adoptara en el 2005 y falleciera dos años después.

Cuenta la historia que Capitán llegó la primera madrugada de enero de 2007 a la puerta del cementerio donde yacían desde hacía algunos meses los restos de su amigo. Sus aullidos y lamentos llamaron la atención de quienes cuidaban el predio. Hasta allí llegó, y nadie sabe cómo.

      

Pero, ¿qué genera esa conducta en un animal? ¿Cómo pudo saber Capitán que quien lo sacó de la calle cuando cachorro hoy descansa en ese lugar? Infobae.com dialogó con especialistas en comportamiento animal para tratar de entenderlo y, desde la mente humana, encontrar una explicación a esa actitud, tan propia de un perro.

El doctor Juan Enrique Romero, médico veterinario, definió ese acto como de "fidelidad a su lobo alfa", y aclaró: "Desde lo médico, el perro necesita dominar o es dominado. Si es dominado y es feliz, tiene mucha armonía y es fiel a su dueño. No busca reemplazo a su lazo de apego, no reemplaza a su lobo alfa".

Justamente porque "su lobo alfa" está en el cementerio, el híper apego hace que el perro no quiera estar en otro lugar. "Él se siente parte de eso", explicó el veterinario.

Por su parte, el doctor Ricardo Luis Bruno, especialista en conductismo animal, coincidió en que "básicamente es un comportamiento de apego y liderazgo" y opinó: "Seguramente el animal se llevaría muy bien con el hombre y lo tendría como un líder absoluto. Podría llegar ahí por el olor, pero se supone que el hombre está en un cajón o bajo tierra, por lo que es muy difícil que lo haya olfateado".

¿Cómo hizo Capitán para llegar a la tumba de Miguel? Explicar lo inexplicable

"Es extraño que un perro llegue a la tumba sin saber que su amo está ahí. Pienso que quizás haya una fantasía de la gente… Si fuese así –como relata la familia de Miguel– es muy difícil de entender", señaló Bruno al explicar cómo el perro pudo saber dónde estaba la tumba de su compañero.

      

"El lazo afectivo existe. Un perro que se pierde puede oler un rastro y llegar a la casa. En este caso, habría que averiguar si los familiares dejaron alguna prenda del hombre y entonces, quizás, sí es factible que el animal haya llegado por el rastro", expresó el mismo profesional.

No muy lejos de ese razonamiento, el reconocido Dr. Romero aseguró que "este no es el primer caso –relató una historia similar, la de Piti, otro perro que vivió mucho tiempo en el cementerio de la Chacarita– y lo que puedo decir es que seguro el perro siguió el cortejo fúnebre –como lo hizo Piti– y terminó en el cementerio. Iba adonde iba su dueño por visión y olfato".

"El perro visualmente siguió el cortejo, no fue olfativo. No lo hace por situación geográfica: salió, vio el cortejo y lo siguió. No hubo olfato, sabe que su dueño está ahí porque vio que se llevaron el cajón, corrió el auto y sabe que está en ese cementerio aunque no reconozca el olor de su dueño", concluyó Romero.

Quizás el perrito haya visto el cortejo fúnebre o quizás haya seguido a la familia hasta el hospital donde su adoptante murió. Sea cual fuere la realidad, hay algo que invita a la reflexión: ¿cuántas veces una persona es capaz de demostrar su fidelidad a otra como es capaz de hacerlo un animal? ¿Será la necesidad continua de razonarlo todo lo que nos hace hasta poner en tela de juicio qué movilizó a este perro? ¿Es el ser humano el único ser capaz de sentir amor? ¡Evidentemente no!

"Los animales tienen sentimientos, no son objetos"

Mucha gente cree que un animal es algo así como un objeto que se mueve y que puede disponer de él cual zapato. La ciencia, durante años, parecía enemiga de las consideraciones que "humanizan" a los animales al otorgarles sentimientos. Ahora se pone del otro lado de la vereda para reconocer que sí los tienen y que son capaces de expresarlo.

Romero reforzó esa afirmación: "Es obvio que tienen sentimientos, pues no son muebles. La ternura tiene 28 millones de años más que el hombre en la Tierra. Lo que no tienen es pensamiento complejo abstracto".

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Fidelidad canina en el cine: Lassie y Hac
hiko

Fue una de las historias más conmovedoras del cine con un perro de protagonista. Lassie –probablemente la perra más famosa del mundo– es un personaje de ficción que participó en diversas películas, series de televisión y libros durante años. Fue creada por el autor británico Eric Knight bajo el título Lassie, vuelve a casa, publicada como cuento en el periódico Saturday Evening Post en 1938 y luego fue extendida como novela en 1940.

El libro fue adaptado al cine en 1943 con el título inglés Lassie Come Home y protagonizado por Roddy McDowall junto a un talentoso perro collie de nombre Palel primero en encarnar a la famosa can.

      
 

En 1954 se inició la serie televisiva Lassie, ganadora del premio Emmy, que estuvo al aire durante  19 años  –con una sucesión de descendientes de Pal–. El programa de televisión fue cancelado porque la perra que hacía de Lassie contrajo rabia y fue sacrificada.

El libro: relata la historia de una familia de Greenall Bridge (un pueblo de Yorkshire) que, debido a sus dificultades económicas, el padre de Joe Carraclough –niño protagonista– decide vender a su perra ovejera llamada Lassie al Duque de Redling. Como ella escapa varias veces para ir a esperar a Joe a la escuela –cosa que acostumbraba hacer–, el Duque hizo que la llevasen a sus posesiones de las Highlands escocesas, donde pretendía prepararla para un concurso. Pero Lassie volvió a escapar y, tras un viaje de quinientas millas, terminó reencontrándose con los Carraclough.

Hachiko nació en noviembre de 1923 en Akita –provincia homónima de su raza– al norte de Japón. Era un macho de pelaje blanco intenso que "por casualidad" llegó a los dos meses de edad a la vida de Eisaburo Ueno, profesor del departamento de Agricultura de la Universidad de Tokio, quien lo adoptó como miembro de su familia.

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Desde pequeño, el perro tomó una costumbre: todas las mañanas acompañaba al profesor hasta la estación de Trenes de Shibuya, allí observaba cómo su amigo compraba el boleto y luego desaparecía entre la multitud para abordar el tren. Con el tiempo, comenzó a esperarlo –puntualmente a su hora de regreso– sentado en la pequeña plaza vecina a la estación.

Esto sucedía todos los días, y la historia se hizo conocida en todo el pueblo; tanto, que muchas personas sólo se acercaban a la estación para saludar a Hachiko.

La tarde del 21 de mayo de 1925 la tragedia llegó a la vida de la familia Ueno: el profesor sufrió un ataque cardíaco y falleció días después en un hospital, pero en Shibuya, su perro, lo seguía esperando.

Desde ese día, Hachiko se quedó sentado la plaza intentando reconocer al profesor entre los cientos de pasajeros que bajaban del tren. Así pasó semanas, meses, años… ¡9 años!

      

El 7 de marzo de 1935, Hachiko falleció a los pies de la estatua que, un año atrás, levantaron en su honor. Desde ese día, todos los años, miles de personas pasan a saludar su imagen y a dejarle flores, en reconocimiento a su inigualable amor.

Miles de perros como Capitán, Lassie o Hachiko están a la espera de una mano amiga que les cambie el destino. La adopción es un método de amor hacia ellos y es la única esperanza que mantiene a muchos perritos día a día. Como ven, el agradecimiento de ellos va más allá de la vida.