La investigación fue realizada por la Universidad de Loyola (Chicago) y publicada en PLoS One (Biblioteca Pública de Ciencia). De acuerdo con sus impulsores, las conclusiones ayudarán a desarrollar mejores prevenciones en la alteración del peso.
El estudio tomó como base a poblaciones jóvenes en escuelas secundarias del lugar, a las que se analizó a través de un registro en dos años para comparar las diferencias. El resultado: la compañía no sólo influye en nuestra alimentación, sino que también lo hace en el peso.
Según recuerda BBC Mundo, otros estudios ya señalaron que el peso es un condicionante a la hora de atraerse entre grupos sociales; es decir, las personas con un índice de masa corporal (IMC) alto suelen tener amigos gordos, mientras que a la inversa ocurre lo mismo. Lo que no se sabía hasta ahora es que esas amistades nos llevan a copiar sus conductas alimenticias.
Los resultados evidenciaron que, por ejemplo, un estudiante cuyo IMC se acerca a los límites del sobrepeso tiene 40% más de posibilidades de bajar de peso si tiene amigos delgados. En contraste, la probabilidad de aumentar trepa al 56% si sus personas cercanas son obesas.
El Dr. David Shoham, director de la investigación, apuntó que esta influencia social "tiende a operar más en direcciones perjudiciales" que en direcciones beneficiosas en lo referido al peso. Y advirtió que es por eso que se debe tomar en cuenta este aspecto a la hora de planificar tratamientos.