Una marea roja festeja en el DF

Con los deseos de celebrar reprimidos por tanto tiempo sin victorias, miles de simpatizantes priístas inundaron la explanada de la sede partidaria 

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Al caer la tarde, en la sede del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la zona centro de la capital, se empezó a respirar un aire de optimismo que se volcó en fiesta al conocerse los primeros resultados de las encuestas de boca de urna que dan a Peña Nieto alrededor del 42%, seguido a más de nueve puntos por Andrés Manuel López Obrador, de la izquierda.

La celebración en el complejo que sirve como sede nacional al partido que gobernó México por 71 años, tuvo tintes que recordaron la forma como el PRI ejerció el poder sobre la base de mano dura pero también de movilización popular.

Decenas de autobuses transportaron hasta la sede a cientos de miembros del Sindicato de Trabajadores de la poderosa empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), siempre leal al PRI e infaltable en sus mítines, pese a que Peña se ha desmarcado de su líder, Carlos Romero Deschamps, candidato a senador envuelto en un escándalo de corrupción.

"Petroleros con Peña Nieto", se leía en las camisetas rojas de estos trabajadores que en las manos llevaban globos blancos y colorados, colores de la campaña.

"Ya no sé si vine o me trajeron", dice entre risotadas José, un trabajador del sector de perforación que llegó acompañado de su hermano y su primo, también petroleros. Discretamente bebían pequeños sorbos de una botella que aseguran es agua "porque hay ley seca, no venden alcohol".

Beatriz y Carmen Flores, hermanas de 42 y 45 años, veían con timidez las interminables filas de sindicalistas, mientras intentaban ingresar a la celebración. "Venimos a ver si nos dejan entrar al festejo, no somos del partido, pero votamos por Enrique, este país ya necesitaba un cambio porque el cambio del PAN (gobierno saliente) no sirvió de nada", comenta Carmen.

El ambiente era radicalmente diferente a la noche negra que en la misma sede se vivió hace doce años entre la gente del PRI, cuando la verbena para celebrar el triunfo se vio acallada por la victoria de Vicente Fox, del Partido Acción Nacional (PAN), que sacó del poder al partido tras siete décadas. En 2006, Roberto Madrazo dejó al PRI sumido en una lejana tercera posición.

Con los deseos de celebrar reprimidos por tanto tiempo, miles de simpatizantes priístas estallaron al conocer los resultados preliminares, con el grito de porras (lemas) apoyados con el ruido de tambores de fondo y banderolas con la imagen del candidato y los colores de México ondeando de manera sincronizada, tal como había sido ensayado.

Se apoderó del escenario, con música grabada en pista, un cantante, a veces desentonado pero desbordante en entusiasmo para lanzar un "Viva México, viva Peña".

Alicia Chimacoya seguía sus pasos, brincaba a un lado del escenario con globos en forma de salchicha en la mano."Yo ni pude votar, perdí mi credencial (de elector) pero qué bueno que volvimos a cambiar, qué bueno que ganó el PRI".

Al fondo, en una pequeña e improvisada cocina se preparaban perros calientes y hamburguesas. "Eso nos pidieron", explica con prisas una de las encargadas cuando una asistente al mitin le pregunta si no habrá los antojitos mexicanos y aguas frescas que abundaban en los grandes festejos que años atrás hacía el PRI.