Asunción cuestiona la actitud del Mercosur

Resignados a que los traten como "el niño difícil", el Gobierno y su clase empresarial cierran filas ante la suspensión temporal del bloque que se decidiría este viernes

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 Télam 163
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 EFE 163
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Aunque en un almuerzo con líderes gremiales el canciller, José Fernández, quiso dar este jueves una imagen de tranquilidad y "esperanza" por las "voces de moderación" que llegan de varios países vecinos, asumió que su Gobierno se enfrentará a "sanciones políticas", incluso si se libra de las económicas. De los discursos durante el almuerzo, quedó clara la preocupación por el efecto "traumático" que tendría un bloqueo a un país mediterráneo y pobre, cuyo comercio depende en gran medida del tránsito por Argentina.

Fernández observó a los presentes que la presidenta argentina, Cristina Fernández, ha conseguido "postergar" el debate real que debía haberse producido en Mendoza, por el malestar de sus socios del Mercosur por las nuevas trabas comerciales de Buenos Aires, al apoyar al destituido presidente Fernando Lugo y excluir a Paraguay de la cumbre.

De la dependencia de Argentina hablaron varios empresarios en el almuerzo: el presidente del Centro de Armadores, Guillermo Ehrecke, protestó porque nadie pidió la expulsión de Argentina cuando en 2010 bloqueó por 40 días el envío de contenedores a Paraguay, causando un perjuicio de 300 millones de dólares.

Idéntica molestia y preocupación expuso el gerente de una farmacéutica paraguaya, al que Fernández replicó: "¡Pero esa es la Historia de Paraguay!".

El victimismo paraguayo se apoderó del discurso de algunos de los presentes, como el arquitecto Julio Mendoza, que evocó la guerra del Chaco contra Bolivia (1932-35) y al abuelo del canciller, José Félix Estigarribia, héroe de aquella contienda.

"Su abuelo nos defendió a los paraguayos, necesitamos un espadachín como usted", le dijo al canciller, quien prometió utilizar toda su "artillería jurídica" para defender al nuevo Gobierno, principalmente basándose en la Carta de la ONU, si es que los vecinos recurren a sanciones "extremadamente graves".

Fernández admitió que el "panorama" en Mendoza es el "más difícil", pero confió en convencer de la legitimidad del proceso de cambio en Paraguay a la misión de la OEA encabezada por su secretario general, José Miguel Insulza, que llegará el domingo a Paraguay.

Esta misión, y otra del Parlamento Europeo anunciada para mediados de julio, podrán trazar su agenda sin obstáculos, aseguró. "A la larga, nos van a dar la razón", dijo a la agencia EFE, que ante los comensales había observado que Paraguay "es y será miembro del Mercosur" hasta que "soberanamente" decida lo contrario, aunque sus vecinos insistan en tratarlo como "el niño difícil" del bloque.

El presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Eduardo Felippo, una de las voces más a favor del nuevo Ejecutivo, describió el "ventarrón de alegría" que ha sacudido Paraguay y hasta admitió que nunca había imaginado "que iba a ser tan fácil" deshacerse de Lugo.

Felippo y otros de los presentes han enviado delegaciones de empresarios a Brasil y Argentina en busca de apoyos, que Fernández agradeció, pero admitió que en la UIP están "temorosos" de una expulsión del Mercosur, aunque cifró en 2.000 millones de dólares el déficit de Paraguay con sus socios. "Nosotros somos negocio para ellos, no ellos para nosotros", proclamó, y se preguntó "cómo van a sobrevivir sin la soja" guaraní, principal rubro exportador del país.

"El juicio de la Historia va a estar de nuestro lado, pero no quiero que nos inmolemos", serenó Fernández, quien informó a los presentes de que el FOCEM acaba de transferir, pese a todo, 60 millones de dólares a Paraguay, que es "el país que más fondos recibe" de ese Fondo del Mercosur.

Los participantes desearon "fuerza" a Fernández y alguno bromeó en voz baja que en ese almuerzo estaban los principales "instigadores" de la caída de Lugo.

Un diplomático latinoamericano consultado por EFE hizo la misma observación sobre los gremios productores como "instigadores" de un vuelco político que relacionó con la "presión popular" que empezaba a germinar en las calles, en forma de manifestaciones espontáneas en las últimas semanas contra los excesos de la clase política. "Tuvieron miedo y eso generó un enrocamiento de los tradicionales" en un país en el que prevalece la "cultura política oligárquica", dijo.

En el "bando" de Lugo, su ex ministro Carlos Filizzola deseó que no se produzca un "bloqueo económico" que afectaría al pueblo y observó a EFE que una suspensión del Mercosur, probablemente hasta las próximas elecciones, "no es nada buena" para un país que ya ha sido "bastante aislado históricamente".