Dickens, pionero en la lucha contra la piratería

El célebre novelista inglés del siglo XIX criticó a quienes no respetaban el copyright de sus libros. Un escritor español propone condenar del mismo modo a los internautas sin escrúpulos

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Fernando Savater evoca en las páginas del diario El País ese otro combate que libraba Dickens, sin importarle perder amigos. Una batalla que hoy se reedita en otros escenarios.

Cabe recordar que Charles Dickens pasó a la historia no sólo por su talento literario sino por su incansable denuncia de las injusticias sociales en su Inglaterra natal. Así lo atestiguan sus más difundidas novelas: La pequeña Dorrit, David Copperfield, Oliver Twist, Grandes esperanzas, Historia de dos ciudades, etc.

Savater recuerda que, "en el apogeo de su éxito", Dickens viajó a los Estados Unidos, "donde se le esperaba con gran enstusiasmo" y allí no dudó en denunciar las ediciones piratas de sus libros que circulaban por ese país, sin que él recibiera retribución alguna por su trabajo.

"En la primera gran república democrática le consideraban adalid del progreso y la igualdad contra los privilegios aristocráticos de la vieja monarquía inglesa, corrupta y clasista. Pero Dickens era honrado y por tanto enseguida decepcionó: en lugar de centrar sus conferencias en la corrupción de los aristócratas de Inglaterra las dedicó a hablar de la corrupción de los demócratas en Estados Unidos. El blanco de sus críticas fueron las leyes sobre el copyright que permitían en América piratear las obras de autores ingleses", escribe Savater.

Pese a ser tildado de "interesado" y "avaricioso", Dickens persistió en sus denuncias. Y hasta se quejó porque en esa tierra de libertad, no se le permitía hablar libremente sobre el tema.

Savater destaca que de este modo el escritor inglés "se enfrentó a la opinión pública, que no siempre tiene razón, pero cuenta con la ventaja de la mayoría". "Y es que los creadores de cultura siempre son minoría frente a los que la consumen y disfrutan, sea en este siglo o en el nuestro", reflexiona el escritor español. Y sugiere: "Hagan la prueba hoy: condenen la corrupción de los políticos o de los banqueros y la masa asentirá satisfecha: condenen la corrupción de los internautas sin escrúpulos y se ganarán un abucheo".