Durban fue un paso modesto pero importante en la lucha por el clima

Los esfuerzos de la comunidad internacional son insuficientes para frenar el aumento de la temperatura del planeta, sin embargo, el acuerdo ha hecho mover un poco las líneas de la "diplomacia", dicen analistas

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El paquete de Durban, adoptado al término de increíbles negociaciones que estuvieron a punto de fracasar, prevé una hoja de ruta hacia un acuerdo en 2015 (entrada en vigor después de 2020) que engloba a los grandes países emisores de gases con efecto de invernadero, con los Estados Unidos y China a la cabeza. Si en teoría la idea es seductora, todo, o casi, queda por hacer.

"La negociación de los detalles del acuerdo será sumamente ruda", advierte Elliot Diringer, del Center for Climate and Energy Solutions, con sede en Washington. Primer interrogante arduo: ¿cuál será el estatuto jurídico de este nuevo pacto climático?

La Unión Europea no obtuvo el acuerdo "jurídicamente vinculante" que reclamaba con energía. La cuestión quedó ampliamente abierta con tres opciones sobre la mesa: "un protocolo, otro instrumento legal o una solución concertada que tenga valor legal". Y desde ya se plantean numerosas interpretaciones.

"La increíble dramaturgia de la última noche en la que Europa tomó, con éxito, el riesgo de hacer naufragar las discusiones para obligar a India a moverse, quedará en las memorias", estima Emmanuel Guérin, del Instituto de Desarrollo Duradero y Relaciones Internacionales (Iddri), de París.

"No hemos salvado el planeta, pero en relación a una situación en la que intentamos desde hace diez años comprometer a Estados Unidos, China e India en una nueva ronda negociaciones, esta noche ha sido un éxito", juzgó por su parte la ministra francesa de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet. "Son pequeños movimientos, pero los pequeños movimientos con grandes países y grandes desafíos hacen mover las líneas", añadió.

Para el economista británico Nicholas Stern, autor de un informe sobre los costos del cambio climático, la cita de Durban representa "un paso adelante, modesto pero significativo".

Más allá de la cuestión jurídica, quedan numerosos puntos de bloqueo posibles para la frágil máquina de las negociaciones climáticas. Uno de ellos es el Fondo Verde, destinado a ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al calentamiento. En Durban se levantó un acta acerca de su modo de funcionamiento, pero lo más duro está por venir. ¿Cómo alimentarlo? Se estudian innovadoras maneras de financiarlo: un impuesto sobre las transacciones financieras o también a los cargueros que surcan los mares del mundo, pero por el momento no hay nada tangible.

La diferencia es patente entre las promesas de compromiso para reducir las emisiones de gas con efecto de invernadero y la voluntad de la comunidad internacional de limitar a + 2º C el alza del termómetro mundial.

"Los discursos vigorosos y las decisiones negociadas palabra por palabra no pueden nada contra las leyes de la física", declaró el domingo Alden Meyer, del grupo estadounidense Union of Concerned Scientists. "La atmósfera solo reacciona a una sola cosa: las emisiones. El nivel de ambición colectivo sobre las reducciones debe ser obligatoriamente revisado al alza. ¡Y rápido!".

Las miradas se dirigen ahora hacia el Estado petrolero de Qatar, que organizará la próxima cita sobre el clima a fines de 2012. La designación de este país, el más grande emisor de CO2 por habitante en el mundo, hizo sonreír en los pasillos de Durban. "¿Por qué ello sería raro?", responde Christiana Figueres, responsable de la ONU para el clima. "La Conferencia de los partidos (COP) es la oportunidad para el país anfitrión de sensibilidad a nivel interno sobre el asunto del calentamiento climático".