Siria: macabras revelaciones de la represión

Algunos de los que huyen de su país son soldados desertores que conocen bien las tácticas del régimen. El objetivo es conquistar ciudad por ciudad y militar que no cumple con las órdenes es decapitado

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¿Qué ha hecho el clan de Al Assad de nuestra hermosa nación? Un país en el que sólo hay cinco universidades estales, pero existen 17 cuerpos de seguridad diferentes", se lamenta un opositor sirio que se ocupa de los refugiados llegados la región turca de Hatay. Muchos de los exiliados son soldados desertores, cuya experiencia arroja luz sobre la estrategia que emplea el régimen de Bashar al Assad para aterrorizar a los opositores.


Según relatan, en las expediciones de castigo sólo toman parte soldados a las órdenes de Maher al Assad -hermano del presidente- unidades especiales, miembros de los servicios secretos y las tropas de la milicia shabiha. Ésta última recluta a sus jóvenes adeptos entre la minoría alauita, a la que pertenece la familia del presidente.


Un papel especialmente poco honorable lo ocuparía el jefe de los servicios secretos, el general Ali Mamluk, uno de los pocos sunitas que ocupan cargos en la cúpula del aparato de seguridad.


La estrategia de Al Assad y sus seguidores es hacerse con una ciudad y pueblo tras otro, relatan los militares huidos. Según los opositores, el régimen no cuenta con suficientes soldados leales y milicianos como para frenar simultáneamente a los manifestantes en varias provincias.

En primer lugar se hicieron con la ciudad de Daraa, considerada hasta entonces bastión del partido Baaz. Ahora, los tanques están ya a las puertas de varias ciudades de la provincia de Idlib.



"Primero se envía al Ejército para cortar el agua y el suministro eléctrico. Los soldados disparan al aire para sacar de las calles a todo el mundo. Después se queman los terrenos colindantes. Pero el Ejército no mata a nadie", relata un oficial sirio huido a Turquía.


"Cuando anochece llegan los servicios secretos con listas en los que tiene nombres y direcciones", continúa. "Van a las casas, pero no puedo decir si arrestan o matan a los sospechosos", agrega. Pero de lo que sí está seguro este oficial es de que cada soldado que no cumple con las órdenes acaba decapitado por la milicia shabiha.


Las palabras de este militar coinciden con las de otros civiles exiliados, cuyo miedo a la milicia shabiha es mayor del que le tienen al propio Ejército.


Se desconoce el número de miembros que integran la shabiha, a quienes les atribuyen también contrabando, tráfico de drogas y extorsión a cambio de protección. El nombre de la milicia procede, según los refugiados, de la palabra árabe para "fantasma", ya que sus miembros visten normalmente de negro y circulan en coches de ese mismo color.


Algunos testimonios apuntan a que para reprimir a los manifestantes el servicio secreto sirio recibe ayuda de los Guardianes de la Revolución iraníes y de la milicia libanesa Hizbolá. No hay pruebas que confirmen esa tesis, pero no sería improblable, sobre todo teniendo en cuenta que en la represión de las revueltas iraníes de 2009 también participaron libaneses y sirios.