Brasil urbanizará las favelas antes de 2020

Río de Janeiro se animó a hacerle frente a un problema de casi 200 años, demostrando que, en las grandes urbes latinoamericanas, la presencia de áreas sin bienestar social, ley ni orden no es una inexorabilidad. Un informe especial de Infobae América

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Río de Janeiro se animó a hacerle frente a un problema de casi 200 años, demostrando que, en las grandes urbes latinoamericanas, la presencia de áreas sin bienestar social, ley ni orden no es una inexorabilidad. Un informe especial de Infobae América

La ciudad ya expulsó por la fuerza a los narcos. Ahora integrará esos asentamientos a la sociedad con el tendido de cloacas y medidores de electricidad casa por casa.

En 1880 comenzaron a formarse esto barrios en las laderas de los morros, luego bautizadas favelas. Un fenómeno que se transformó en un emblema de la pobreza y la delincuencia en América Latina.

Unas cinco millones de personas viven en ellas en todo el país, y un millón, en Río de Janeiro, ciudad que será foco de atención, porque constituirá una de las sedes más importantes del Mundial de Fútbol 2014 y la organizadora de las Olimpiadas 2016.

Ante la amenaza de que la inseguridad ahuyente turistas y deje la peor imagen internacional de Brasil, el Gobierno tomó cartas en el asunto. En noviembre pasado, comenzaron los operativos para correr a los traficantes. Unos 130 fueron apresados. Luego siguió el proceso de pacificación, con el ingreso permanente de la Policía y la mejora de las condiciones de vida de los habitantes de las favelas.

Es una acción conjunta entre el poder político, el Ejército, la Marina y la Policía que comienza a dar sus frutos. Las rebautizadas "comunidades pacificadas" ya llegan a 16. Para 2014, año de la Copa del Mundo en Brasil, el objetivo es llegar a que haya presencia policial permanente en 40 asentamientos. El desafío por delante es largo y arduo, pero el mensaje fronteras dentro y fuera del país es que se está haciendo algo.

"Hay que sumar las favelas a la sociedad. Está demostrado que no sirve de nada separarlas a un costado, como si fueran basura, como se hizo durante décadas", le dijo a Infobae América Robson Rodrigues da Silva, Coordinador General de la Policía Pacificadora, en una recorrida por las favelas cariocas de Chapeu Mangueira y Babilonia (más detalles en video adjunto) donde viven unas 8 mil personas.

La Unidad de Policía Pacificadora es una división especialmente creada para instalarse en el corazón de los asentamientos. El promedio de los oficiales permanentes por favela oscila entre 20 y 200, según la cantidad de habitantes en ella.

Representa un giro de 180 grados en la política despareja y espasmódica de años atrás, cuando se realizaban operaciones violentas y esporádicas con poco resultado. Las fuerzas de seguridad entraban para una acción puntual y volvían a salir. Esto no afectaba el poder de los traficantes en el territorio.

El gran cambio se dio a partir de la presidencia de Lula da Silva. El objetivo trazado fue más amplio: urbanizar las favelas. Esto abarca no sólo incautar armas o apresar a algún líder delictivo. Implica también hacer un tendido de cloacas, de electricidad, dar un servicio de salud y censar a los habitantes. Un paso que no se podía dar sin haber echado a los narcotraficantes.

"Sacamos al poder paralelo armado. Pero todavía queda mucho. Llevará 2 o 3 generaciones más dentro de las favelas para limpiar completamente la delincuencia. Se dio el puntapié inicial que nadie se animaba a dar", agregó Rodrigues da Silva.

El cambio de la mentalidad de las autoridades y de la población fue crucial. Integración es la palabra que más se escucha de los funcionarios. Por ejemplo, en el Complexo Alemao, uno de los asentimientos que era de los más peligrosos, se organizó una maratón abierta con un cierre a toda pompa con un recital del cantante Caetano Veloso.

El gran desafío es mantener la paz y que los delincuentes no vuelvan a ocupar el terreno ganado por la ley. "La Policía reemplazó la figura del narco. Es clave en esto ganarse la confianza de los habitantes de la favela, que son los que nos advierten si un traficante vuelve al territorio", agregó Mariano Beltrame, secretario de Seguridad de Río de Janeiro y figura clave en la nueva estrategia.