El narcotráfico mexicano apunta a los niños

En cuatro años, el crimen organizado reclutó a 25 mil menores de entre 13 y 17 años. Primero ofician de mensajeros y venden droga, luego escoltan a los narcos y, finalmente, se entrenan como sicarios

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Reuters
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Los datos pertenecen a informes elaborados por la Organización de las Naciones Unidas y diversas dependencias del Gobierno de Felipe Calderón. A la dramática cifra de reclutados se le suman los 1.200 menores de edad que murieron en acciones de y contra las bandas criminales, y los 5.600 jóvenes que cumplen sentencia en los centros correccionales por sus vinculaciones con los cárteles de droga.

El diputado del opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD), Arturo Santana Alfaro, advirtió en declaraciones a La Crónica de Hoy que si el Gobierno federal, los estatales y los municipales no implementan "programas sociales efectivos como escuela y trabajo digno, el fenómeno de «los niños sicarios» se extenderá y saldrá de control sin remedio".

El integrante de la Comisión de Seguridad Pública detalló que, de acuerdo con los estudios de la ONU, los  menores de edad empiezan a trabajar como "mensajeros" del crimen organizado y van escalando hasta seguir como "burreros", es decir, aquellos que únicamente transportan la droga de un lugar a otro. Después, se transforman en escoltas de los capos hasta que los entrenan "al más alto nivel"  y se convierten en asesinos.

Uno de los casos más conocidos es el del "Ponchis", un niño sicario que presumía sus crímenes en Internet. Su verdadero nombre es Edgard Jiménez Lugo y fue detenido el 2 de diciembre de 2010. Admitió que pertenece al CPS, una célula que lidera el cártel de Héctor Beltrán Leyva. Se trata de un grupo de jóvenes de entre 12 y 23 años de edad, que publicó fotografías posando con armas, droga, autos y degollando a sus adversarios.

Según relataron a las autoridades varios reclutadores apresados, primero intentan ganarse la confianza de los jóvenes. Les hacen regalos o los invitan a beber. De a poco los seducen y se gesta una falsa amistad. Una vez comprobada su lealtad, los propios jóvenes se convierten en reclutadores de sus amigos, distribuidores de droga y en ayudantes de los narcos de segunda línea.

A fines del año pasado, durante la presentación de su Tercer Informe de Actividades 2010, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal Edgar Elías Azar, admitió que la legislación para contener la violencia juvenil no es la mejor. Por ejemplo, en el caso del "Ponchis", sólo podrá ser condenado a tres años de prisión. El nuevo Sistema de Justicia Penal, vigente desde 2008, establece que de los 14 a los 16, esa es la pena que le cabe a cualquier menor sin importar qué delitos hubiera cometido.

"Es un problema mayor, hay decenas de «Ponchis» a los que no se les ha dado la atención correspondiente, tenemos menores que han actuado al margen de la ley con una crueldad inaudita, que se van a seguir multiplicando... Cuando veo lo del «Ponchis» me preocupa, pero es un asunto más de las varias decenas de Ponchis que existen en todo el país", advirtió Azar. "La sociedad tiene una deuda con los menores", concluyó el magistrado en aquella oportunidad.