El dramático relato de una mujer violada y torturada por soldados de Khadafi

Iman al-Obeidi saltó a la luz cuando irrumpió en el hotel donde se alojan los periodistas extranjeros en Trípoli y denunció que 15 milicianos la atacaron. Desde entonces, sus compatriotas la elogian por su valentía

Compartir
Compartir articulo

Al narrar su odisea en detalle por primera vez, al-Obeidi aseguró que fue víctima de ataques brutales durante dos días. Lloró al recordarlos y contó que fue sometida a violaciones reiteradas por parte de 15 hombres -uno de ellos, afirmó, era un primo de Khadafi- que bebían alcohol, que también vertieron sobre sus ojos, nariz, boca y vagina. Dijo que fue víctima de sodomización con un fusil Kalashnikov.

Al-Obeidi habló con AP y otra reportera en su hogar. Fue una entrevista inusual, sin la presencia de agentes del gobierno libio, que ejercen vigilancia casi constante sobre decenas de periodistas extranjeros a los que el régimen invitó a cubrir su sector mientras libra la batalla contra los insurgentes.

La mujer, de 28 años, llamó la atención de la prensa internacional cuando irrumpió en el hotel Rixos en Trípoli el 26 de marzo y declaró a decenas de corresponsales que acababa de escapar de las violaciones de los milicianos ebrios. Visiblemente desesperada, dijo que la ataron y la defecaron y orinaron encima. Mostró rasguños en la cara y sangre en un muslo.

Cuando contaba su odisea ese primer día, agentes del gobierno la atacaron dentro del hotel y se produjo una escena caótica mientras los periodistas trataban de protegerla. Los hombres de Khadafi golpearon a los corresponsales y les destruyeron sus equipos.

Al-Obeidi manifestó que después de ese incidente estuvo detenida durante tres días, en los que la golpearon y la dejaron sobre el piso sin alimentos ni bebidas. Desde que la dejaron en libertad, ha estado viviendo con una amiga en un apartamento modesto que le paga su hermana.

Afirmó que comienza sus días con la misma rutina: concurriendo al despacho del fiscal general para promover su caso. Pero agregó que está deprimida y asustada porque las autoridades judiciales no solamente desestiman su caso, sino que la acusan de cometer un delito al nombrar a sus atacantes.

Su cuerpo todavía muestra señales de violencia: moretones en los brazos, rasguños en los muslos y los ojos ensangrentados de tanto llorar. "Mucha gente -hombres y mujeres jóvenes- se me acerca en la calle cuando saben que soy Iman al-Obeidi y me dice que admiran mi valentía", declaró. Contó, además, que varios taxistas se han negado a cobrarle y, en el este controlado por los rebeldes, es considerada una heroína.