El vuelo de Turkish Airlines había partido de la capital noruega sin complicaciones. Una hora antes de llegar a Estambul, Yasar Cuma, un pasajero de 40 años que estaba ubicado en el fondo de la nave, comenzó a gritar.
Cuma aseguraba que tenía una bomba y exigía que el vuelo fuera desviado a Oslo. No está claro si se colocó una máscara o un pasamontañas ni si cumplió con su objetivo de ingresar a la cabina. Lo cierto es finalmente fue sometido por dos tripulantes o dos pasajeros, según las distintas versiones.
El avión, que transportaba 59 pasajeros, aterrizó sin incidentes en el aeropuerto Ataturk de Estambul. La policía irrumpió en el avión y arrestó al presunto secuestrador, informó el canal de televisión noruego TV2.
Más tarde, la policía informó que el detenido no portaba explosivos, informó la versión tuca de la cadena CNN.
La agencia de noticias Anatolia reportó que el aeropirata portaba una tarjeta que lo identificaba como discapacitado. De hecho, según una investigación preliminar, tendría problemas psicológicos.
Un pasajero que se presentó como Salim Tahar declaró a TV2: "Estábamos a 50 minutos de aterrizar, y oí mucho ruido en la parte trasera del avión. Miramos hacia atrás y había alguien con un pañuelo sobre la boca, un gorro y ropa oscura. Alguien que parecía un terrorista, en suma". La persona empezó a gritar, según el pasajero, que dijo haber visto un objeto ceñido a su cuerpo, sin estar seguro de que era una bomba o un arma.
Según el testigo, la tripulación trasladó a los pasajeros a la parte delantera del avión, que llegó a Estambul más rápido de lo esperado. En el aeropuerto, mientras los pasajeros huían del avión, entre 20 y 30 policías subieron y detuvieron al sospechoso. "Algunos pasajeros se santiguaban, otros oraban. La gente estaba muy nerviosa", agregó.