Expectativa por la inminente liberación de la Dama de Rangún

Fuentes de la Junta Militar que gobierna Birmania anunciaron extraoficialmente la excarcelación de la disidente Aung San Suu Kyi, pero exigen condiciones para concretarla

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"Mis fuentes me dicen que la orden de liberación ha sido firmada [por el jefe de Estado, Than Shwe]", había anunciado en el transcurso del día Tin Oo, vicepresidente de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el opositor partido liderado por Aung San Suu Kyi. "Espero que la liberen", expresó sin poder precisar cuándo ni en qué momento fue autorizada su puesta en libertad.

De acuerdo con el rotativo italiano La Repubblica, frente a su casa al borde de un lago en la capital birmana, se reunieron cientos de activistas por la democracia y los derechos humanos con pancartas y consignas para celebrar el fin de la reclusión de Aung San Suu Kyi, la principal referente de la oposición al totalitario gobierno militar.

Sin embargo, los simpatizantes de la LND y los admiradores el símbolo de la democracia birmana fueron decepcionados a medida que se ponía el sol sobre Rangún: finalmente, las versiones de que Daw Suu ("la tía Suu") fuera liberada el viernes resultaron no ser ciertas.

En la sede de la LND, los dirigentes tuvieron que pedir a los más de dos mil militantes que esperaban por la liberación de Suu Kyi preparando carteles de bienvenida y mostrando remeras con mensajes de apoyo que fueran a sus casas y volvieran mañana. Sin embargo, el movimiento democrático de Birmania espera poder festejar el fin del último arresto domiciliario al que fuera condenado su líder, ya que la condena fenece el 13 de noviembre. "No existe ninguna ley que permita su detención un día más", sostuvo su abogado Nyan Win, de acuerdo con El Mundo de España. El británico Guardian confirmó que la disidente birmana no sería liberada antes del sábado.

La liberación de la "Mandela de Asia", como la bautizó El País de España, se esperaba para finales de mayo de 2009, pero el 3 de ese mes, un misionero estadounidense logró llegar a su casa nadando a través del lago la bordea. Por dicho incidente, la Junta Militar condenó a Suu Kyi a 3 años de trabajos forzados, aunque luego redujo la pena a 18 meses de arresto domiciliario. La LND y organizaciones de derechos humanos denunciaron que este hecho solo sirvió de excusa a la Junta para inhabilitar a la opositora a presentarse a los comicios legislativos que tuvieron lugar el 7 de noviembre de este año.

La comunidad internacional ha denunciado dichas elecciones como una "mascarada" que fue instrumentalizada para legitimar el poder dictatorial de los militares birmanos. La LND llamó a boicotearlas, lo que le valió una orden de disolución como partido político emanada de la justicia de la Junta. Suu kyi ya ha anunciado que apelará ese fallo una vez que sea liberada. El oficialismo reservó para los cuadros militares la cuarta parte de los escaños disputados en las primeras elecciones desde 1990, en que la Dama y su partido se alzaron con más del 80% de las voces. Además, los militares exigen una aprobación del 75% para pasar cualquier reforma en el nuevo Parlamento, asegurándose de que ninguna ley pueda ser sancionada sin su consentimiento.




"Sólo saldrá si es de forma incondicional"

Aung San Suu Kyi pasó quince de los últimos 21 años en detención. Aunque fue liberada en ocasiones, siempre estuvo sujeta a severas condiciones impuestas por la Junta, prohibiéndosele abandonar la ciudad o hablar con la prensa extranjera. Sin embargo, esta vez, la corresponsalía en Bangkok de la cadena estatal gala France 24 aseguró que "según fuentes diplomáticas en Rangún, la disidente habría rechazado los términos de su liberación". Activistas franceses advirtieron que "estuvo siempre fuera de cuestión, y ella lo recordó recientemente, que ella acepte una liberación que no sería tal". Su abogado se expresó en ese mismo sentido.



Se da por descontado que Suu Kyi rechazaría cualquier acuerdo con la Junta que restrinja la posibilidad de involucrarse en política. Tiene además la firme intención de denunciar las irregularidades de los últimos comicios y dar una férrea oposición al gobierno electo dominado por la cúpula militar. Luego de la cita electoral de la semana pasada, con la que Birmania pretende acallar las críticas hacia su pobre desempeño en derechos humanos, denegar la libertad a la ganadora del Premio Nobel de la Paz 1991 pondría en un incómodo apuro a la Junta, sobre la que ya pesan sanciones internacionales.



Mientras, en las calles de la antigua capital birmana, el gobierno ya ha emplazado un operativo de seguridad, al tiempo que, luego de serle negado el visado de entrada durante más de una década, se aguarda la llegada al país de Kim Aris, uno de los hijos de la Dama de Rangún.