Congreso de EEUU debe priorizar la reforma migratoria

El presidente Obama aseguró que el actual sistema "está quebrado". Coincidió con un grupo de legisladores hispanos en que es un tema legislativo de suma importancia

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Durante una reunión en la Casa Blanca, el mandatario y los congresistas "coincidieron en que la reforma debe continuar siendo un asunto preponderante". El encuentro se produjo luego de que el sábado pasado fracasara en el Senado el respaldo al Dream Act, que buscaba abrir la vía para legalizar a jóvenes indocumentados que estudiaran en la universidad o se enrolaran en el Ejército (ver nota relacionada).

Obama señaló que "ya no se puede perpetuar un sistema de inmigración roto, que no está funcionando como lo requiere el país o su economía".

La reforma migratoria fue una de las principales promesas de campaña del jefe de Estado, la cual le valió el determinante apoyo electoral de la comunidad hispana en los Estados Unidos.

Sin embargo, el plan -que abriría la puerta a la regularización de 11 millones de migrantes ilegales- ya fracasó, con un contenido legal distinto, en 2006 y 2007 durante la administración de George Bush.

El actual proyecto tampoco logró avanzar en el Parlamento y tiene pocas probabilidades de ser sancionado con fuerza de ley en el próximo año. Sucede que, tras el recambio legislativo, la Cámara de Representantes contará con mayoría republicana y se debilitará el control oficialista en el Senado (ver nota relacionada).

La crítica de los opositores radica en que se trata de una amnistía encubierta. Proponen, por el contrario, reforzar la seguridad en la zona fronteriza con México, país del cual provienen la mayoría de los indocumentados.

Al respecto, Obama acordó con los legisladores demócratas "promover las propuestas que no sólo refuerzan la seguridad, sino que también restauran la responsabilidad y el rendimiento de cuentas en lo que todos concuerdan es un sistema de inmigración con graves problemas".

En junio pasado, durante el conflicto provocado por la ley antiinmigrante de Arizona, el mandatario dio su primer discurso dedicado íntegramente al tema. Pidió "terminar con la politiquería y enfrentarse a los grandes desafíos de nuestro tiempo".

Aunque reconoció que cada nueva ola migratoria generó, históricamente, "temor, sobre todo en momentos de dificultades económicas", recordó que los llegados del extranjero "hicieron a los Estados Unidos" tanto como los estadounidenses.

Ese mismo mes, la reforma fue debatida en algunas comisiones del Congreso. En la audiencia, la posibilidad de un indulto general centró las discusiones entre los representantes de ambas fuerzas políticas, líderes religiosos y expertos en migración.

La iniciativa impulsada por Obama, y que cuenta con el apoyo de sectores pro inmigrantes, contempla que las personas que ingresaron ilegalmente al país deberán admitir que violaron la ley, como un primer paso para su normalización residencial.

Además, tendrán que pagar una multa e impuestos y hasta se analiza la realización de trabajo comunitario para completar la sanción. Otros dos requisitos son la demostración de competencia en el habla del idioma inglés y el sometimiento a controles de antecedentes penales y criminales.

Sobre este último punto, el gobierno ha sido terminante ya que también se incorpora una mayor penalización para los indocumentados. La denominada "tolerancia cero" se aplicará en los casos en que se demuestre que hayan cometido crímenes o delitos.