Hollywood perdió a su nave insignia: Metro Goldwyn Mayer

La productora de Hollywood necesita una inversión de más de 3.000 millones de dólares para evitar la quiebra. Ya debió suspender dos películas por falta de presupuesto

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La posible desaparición de Metro Goldwyn Mayer no denota con exclusividad la pérdida de producción cinematográfica, sino que desvanece un estilo propio, quizá el más hollywoodense.

El gigante del león fue fundado en 1924 por el magnate Marcus Lowe, luego de la unión entre Metro Pictures Corporation, Goldwyn Pictures Corporation de Samuel Goldwyn y Mayer Pictures, según informa en su edición de hoy le diario La Nación.

Los actuales dueños de MGM -que avanzó tanto en el ámbito del entretenimiento que hasta cuenta con Los Disney MGM Studios, el tercer Parque de Atracciones del Walt Disney World Resort- son mayoritariamente las compañías Sony, Providence y ComCast. Estas deben aproximadamente 3.500 millones de dólares, monto que ningún inversionista hasta ahora está dispuesto a desembolsar.

Según el diario, la partición de la compañía en pequeñas empresas y su política de alianzas no tuivieron los resultados ansiados. MGM obtuvo, por primera vez en su historia, más gastos que ingresos. Aquí, el problema.

Es que las ventas en DVD, el avance de la piratería y la incapacidad de los directivos por encontrar soluciones consiguieron que Metro Goldwyn Mayer se situara al borde del abismo. Obstáculo que quizá podría sortearse gracias a la venta del abultado patrimonio, que alardea con más de 4.000 películas -entre ellas la inolvidable primeriza Lo que el viento se llevó y la saga del agente Bond-, 205 premios de La Academia y más de 10.000 horas en televisión. Soberbia que nada tardaría en silenciarse.

Una bancarrota impensable, inentendible y hasta en algún momento inalcanzable. El cineasta francés Bertrand Tavernier, en su obra 50 años de cine norteamericano, explicita de ideal manera lo que es la productora: "(?) para muchos espectadores, MGM representa metonímicamente Hollywood; el estudio de los superlativos: el de mayor presupuesto operacional, los mayores ingresos (y beneficios), incluso en los años malos, el mayor número de superestrellas y los más prestigiosos nombres", recuerda La Nación. Con una descripción tal, se entiende el porqué de la expresión boquiabierta de su león característico. Una sorpresa total.