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Además de las técnicas de uso frecuente -como la fertilización in vitro o el ICSI- desde hace tiempo existe la posibilidad de recurrir a la donación de óvulos o espermatozoides, el cultivo prolongado de los embriones para poder seleccionar los de mayor potencial para establecer un embarazo, evitar la transmisión de enfermedades hereditarias mediante el diagnóstico genético preimplantatorio (PGD, según su gila en inglés) y, entre otras cosas,
En constante evolución, el segmento de la salud reproductiva no sólo ofrece soluciones a problemas médicos.
, señaló Santiago Brugo Olmedo, director médico de Seremas, medicina para el hombre y la mujer.
Pero esta oferta creciente de técnicas cada vez más confiables no debe ocultar una verdad universal: el reloj biológico femenino. Es en este marco de cambios sociales y culturales en el que el estudio de la AMH (Hormona Anti-Mulleriana) como predictora de la reserva ovárica adquiere una importancia estratégica. Un simple análisis de sangre permite conocer el nivel AMH, hormona que tiende a decrecer cuando llega la menopausia, para a partir de allí estimar la capacidad reproductiva de cada mujer en particular.
, agregó Brugo Olmedo.
Contando con la correcta tecnología de vitrificación, la conservación de los óvulos a 198 grados bajo cero permitirá, cuando llegue el momento adecuado vida, conseguir la maternidad.