Las mujeres son más discriminadas por madres que por mujeres

En los países avanzados ya hablan de una "revolución silenciosa" que se produce en los mercados de trabajo en los últimos 50 años. Los casos más notables son los EEUU y los países nórdicos, donde las mujeres casi constituyen la mitad de la fuerza laboral

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Un fenómeno asociado al progreso social es la plena incorporación de las mujeres al mercado laboral. Evidencias de países avanzados, y también de la Argentina, sugieren que la discriminación laboral de las mujeres está más vinculada a la maternidad que al sexo.

Esto motivó que muchos países instrumenten políticas tendientes a morigerar las dificultades que las mujeres enfrentan cuando, teniendo hijos, aspiran a avanzar en su carrera laboral.

Un artículo reciente de la revista inglesa The Economist alerta sobre una "revolución silenciosa" que se viene produciendo en los mercados de trabajo de los países avanzados en los últimos 50 años. Los casos más notables son los EEUU y los países nórdicos, donde las mujeres están a un paso de constituir la mitad de la fuerza laboral. En este contexto llama la atención que persistan diferencias notables en términos de calidad de los empleos. En general, se observa que las mujeres reciben remuneraciones más bajas y que las posiciones de mayor responsabilidad tienden a ser ocupadas por los varones.

Un dato extremadamente importante de la evidencia internacional es que las diferencias de remuneraciones entre varones y mujeres sin hijos tienden a desaparecer, mientras que son las mujeres con hijos las que enfrentan las situaciones más desventajosas. Esto sugiere que las diferencias de calidad en la inserción laboral no se deberían tanto a cuestiones culturales de discriminación por sexo, sino a los conflictos que se plantean entre desarrollar una carrera laboral y las responsabilidades que asumen las mujeres cuando tienen hijos.

En la Argentina, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, todavía sólo el 40% de los puestos de trabajo son ocupados por mujeres. La misma fuente señala que al 1º semestre del 2009 la remuneración promedio por trabajador era de $1.700, desagregada de la siguiente forma:

* La remuneración promedio de bolsillo de los ocupados varones era de $1.910.

* Entre las ocupadas mujeres sin hijos la remuneración promedio era de $1.660.

* Entre las ocupadas mujeres con hijos, en cambio, era de apenas $1.352.

Los datos locales muestran para la Argentina niveles de inserción laboral de las mujeres inferiores a los de los países más avanzados. Pero también se observa que las diferencias de remuneraciones entre mujeres y varones son mucho más marcadas cuando la mujer tiene hijos. Esto estaría indicando que en la Argentina, aunque todavía persistan diferencias ligadas a la discriminación por sexo, la maternidad tiene una incidencia muy importante como obstáculo para la inserción y desarrollo laboral de las mujeres.

Las responsabilidades que impone la reproducción hacen que las mujeres con hijos compitan en inferioridad de condiciones con los hombres y las mujeres sin hijos en el mercado laboral. Frente a este fenómeno, los países bien organizados están abordando políticas que ayuden a morigerar el conflicto entre los roles reproductivos y las exigencias laborales. Esto ha llevado a revisar la legislación laboral y de la seguridad social, y los programas asistenciales. La idea central es socializar el costo de la maternidad. Así, se promueven sistemas de guarderías de tiempo completo y alta calidad, educación de doble jornada, flexibilidad de la jornada laboral, facilidad para el trabajo part-time, trabajo vía Internet desde el hogar, redefinición de las reglas previsionales compensando la falta de aportes causadas por la maternidad, entre otras medidas.

La Argentina va en el sentido contrario limitándose sólo a promover intervenciones de "discriminación positiva". En paralelo, se intensifican reglas que conspiran contra el empleo femenino. Por ejemplo, se ponen trabas a esquemas de flexibilidad horaria y trabajo a tiempo parcial; a través de las moratorias previsionales se otorgan jubilaciones a mujeres que nunca trabajaron, discriminando a las que sí lo hacen; en la política asistencial, se ha comprometido una enorme masa de recursos para financiar la asignación por hijo mientras el Estado se sigue desentendiendo de las necesidades de contar con servicios de calidad en materia de guarderías y doble escolaridad.
 
Desde IDESA, un centro de estudios multidisciplinario sin fines de lucro especializado en temas económicos con orientación hacia los temas sociales, consideran que pareciera que no se asume que la mejor contribución al desarrollo social no la da el asistencialismo, que desalienta la cultura del trabajo, sino las intervenciones públicas que apunten a facilitar y promover el empleo, especialmente entre las mujeres que pertenecen a los hogares de más bajos ingresos.

Los países que progresan trabajan en temas estratégicos, como por ejemplo remover las trabas que dificultan el desarrollo de las mujeres en el mercado laboral.