Córdoba: en ocho años mató a dos amantes

El asesino, un ex convicto, se suicidó tras ejecutar a su última víctima, una mujer de 23 años que lo había dejado para ir a vivir con sus padres 

Compartir
Compartir articulo
  162
162

El aberrante suceso ocurrió en la tranquila localidad de San Francisco del Chañar, un pueblo del norte cordobés con menos de 3 mil habitantes.

Allí fue donde ayer por la mañana un hombre de 31 años asesinó a su mujer de 23, que lo había dejado hacía unos meses para regresar a vivir con sus padres y sus dos hijos de 2 y 4 años.

Víctor Andrea Herrera (31) hace un año había salido de la cárcel después de cumplir su condena por homicidio. En esa oportunidad había matado a la esposa de su hermano, con quien mantenía un furioso amorío.

El ex convicto, impulsivo y protagonista de relaciones tormentosas, conoció a quien hasta hace dos meses era su pareja cuando ésta todavía vivía con su marido en la ciudad de Córdoba, según publica hoy el portal La Mañana de Córdoba.

"Se conocieron en Córdoba y volvieron a vivir a San Francisco del Chañar, de donde eran oriundos y donde se conocieron siendo muy chicos", comentó el comisario mayor Walter Ramírez, jefe de la Departamental Sobremonte.

Herrera vivía junto a su mujer y sus dos hijitos en una habitación que habían alquilado para comenzar a formar una familia propia. El proyecto fue frustrado hace dos meses cuando la joven, llamada María José Bustamante, quiso separarse y le pidió que abandonara la casa.

Ella también dejó el lugar y se mudó junto a sus hijos a la casa de sus padres. Ayer por la mañana salió temprano hacia su antigua vivienda a buscar ropa y algunas cosas de los chicos que habían quedado allí.

Pasaron dos horas y el padre, preocupado porque no regresaba, decidió ir a buscarla. Allí se encontró con el horrendo hecho: su hija muerta en la puerta de la habitación y él, con la garganta destrozada tendido en la cama matrimonial.

Nadie vio ni escuchó nada, sólo a una vecina le pareció escuchar el impacto del primer balazo, pero lo confundió con la explosión de neumáticos, muy frecuentes en la gomería ubicada justo al frente de la casa.

El hombre utilizó una escopeta calibre 20, de un solo caño, que terminó con la vida de ambos de manera inmediata.

Sin embargo, fue la noche previa al crimen que mostró una conducta más rara que de costumbre. Anduvo hurgando por el patio de su hermano, creen que buscando la escopeta, hasta altas horas de la noche. Lo vieron también por bares y la plaza del pueblo, sin rumbo fijo.