Narváez ya pìensa en la décimoquinta

"El Luna Park es un gran escenario para los argentinos y me gustaría hacer la decimoquinta defensa ahí", argumentó Narváez, quien en las primeras horas del domingo retuvo su cetro por decimocuarta vez en forma consecutiva y de tal forma igualó el récord de exposiciones seguidas y exitosas que estableció en la década del setenta entre los medianos el inolvidable Carlos Monzón.

Narváez celebró ante sus coprovincianos en el Nuevo Palacio Aurinegro de la ciudad de Puerto Madryn su holgado triunfo ante el mexicano Alejandro Hernández, pero está al tanto de que en tres meses lo espera una parada de las más complicadas frente al espigado Whitfield.

El campeón es plenamente consciente de que llegó el momento de enfrentarse con el moreno que está primero en el ránking de la OMB y por lo tanto es un retador obligatorio.

Como el desafiante tiene sobrados méritos para ocupar ese lugar, el patagónico prefiere recibirlo en el histórico escenario de Corrientes y Bouchard, todo un emblema para el boxeo argentino.

"Es alto, tiene una línea boxística que le permite aprovechar su buen alcance de brazos. Es un obelisco negro que sabe moverse y boxear. Para enfrentarlo tendré que ser inteligente y, a diferencia de lo que hice para esta pelea ante Hernández, tendré que trabajar más sobre mi velocidad que sobre mi fuerza", analizó el Huracán.

Y el rey mosca se detuvo en esta experiencia fresca frente al mexicano antes de continuar con la evaluación preliminar de lo que puede ser el cara a cara ante el estadounidense.

"Vamos probando cosas distintas para ver cómo reacciona mi cuerpo y como dije anteriormente en esta ocasión le llevamos más el apunte a la fortaleza que a la rapidez. Sin embargo, sobre todo por lo que pasó en las primeras vueltas, es algo que no vamos a repetir", anticipó Narváez, autocrítico.

Y fue a fondo con respecto a Whitfield y la sede de ese combate. "Tengo el compromiso para enfrentarlo dentro de ciento veinte días, así que si el muchacho quiere pelear vamos a tener que ir a pelear con él. Pese a que me encantaría, pienso poco probable que esa pelea pueda realizarse en la Argentina. Seguramente ellos van a querer que vaya para allá. De todas maneras intentaremos que la cuestión vaya a subasta", precisó Narváez.

Más allá de la celeridad con que transcurre el tiempo, y de lo fugaz que a veces resulta el éxito, Narváez ya se aseguró la inmortalidad deportiva y la disfruta reconfortado, pero sin caer en desbordes.

"Soy un agradecido por haber alcanzado un récord de un gran boxeador. Estoy orgulloso de haber alcanzado el récord de un grande la historia del boxeo de mi país. Monzón fue un pelador sencillo, pero inteligente, que con la mano izquierda te torturaba y con la derecha te mataba. Estoy realmente orgulloso", resaltó Narváez, porque al menos en el universo de las matemáticas se puso catorce a catorce con el ilustre santafesino.

Claro que de su enfrentamiento con Hernández también habló, y lo hizo con el respeto que siempre emplea: "Sabía que éste iba a ser un rival tanto o más difícil que (el colombiano Carlos) Tamara, ya que hace tiempo que vengo siguiéndolo y entendí que en aquel choque entre ellos obedeció sólo a una mala noche del mexicano".
 
Esa expresión del chubutense se debe a que el azteca había conseguido hace meses el derecho de acceder a esta chance mundialista, pero se demoró porque Tamara lo sorprendió, le ganó y tomó su
lugar.

Luego redondeó el comentario de la lucha que acaba de ganarle a Hernández: "La pelea me resultó incómoda en el primer tramo. Hasta el cuarto round inclusive todo estuvo muy tenso y sólo a partir de ahí pude empezar a construir mi pelea, pero, pese a la diferencia que hubo en las tarjetas, para nada se trató de un rival fácil o accesible".

Narváez piensa y es una de las facultades en las que se basa su prolongado reinado entre los moscas.