-En realidad, el último año fue espectacular. En el año que yo asumí, todos los presidentes querían profundizar la unidad pero no había nadie que se ocupara, porque no estaba la presidencia pro témpore. En sólo un año de trabajo logramos que los diez países de Sudamérica integren el Mercosur. Eso es un avance sustantivo y muy importante.
-La principal cuenta pendiente de Sudamérica es que siendo un continente potencialmente rico, está poblado por un porcentaje altísimo de gente pobre. Es una región que tiene enormes diferencias de ingresos y creemos que, como pasó en la Unión Europea, que se inició precisamente en épocas de vacas flacas, la unidad y la integración van a tener un efecto muy importante, porque separados no tenemos ninguna posibilidad de participar en los diseños de las políticas globales, y mucho menos de la nueva geografía económica mundial. Juntos tenemos mucha más fuerza y eso nos va a ayudar a todos los países.
-No es problema del bloque. Hay dos temas que hay que separar nítidamente, los temas bilaterales y los temas del bloque. Yo me ocupo de los del bloque. Los bilaterales se van a ir resolviendo si hay, como hay hoy, un espíritu integrador, en el cual los países más poderosos, a pesar de sus dificultades, tienen que entender que necesitamos una industria de Mercosur, una industria equilibrada. Tenemos que pretender un crecimiento lo más equitativo posible.
-Sí, se podrán equilibrar. Hay que entender que a Paraguay y Uruguay hay que darles facilidades, ayudarlos. Por otro lado, los países más desarrollados tienen que darles normas preferenciales a los menos desarrollados para que también se desarrollen. Eso se llama asimetrías. Hay algunas que son imposibles de resolver, como la del tamaño. Pero ya está hecho, si miramos lo que pasó en la Unión Europea, países pequeños están integrados.
-Por supuesto. Esto ayuda, indudablemente. Sudamérica vivió los avatares y las decisiones que se tomaron fuera de ella. Ahora, todo el damero se ha convertido en un damero democrático y tenemos que defender a las democracias más débiles.
-El ALCA es una posibilidad. Creo que la integración continental es inevitable. Pero para que se avance es necesario que se entienda que los subsidios son un arma de destrucción masiva, porque condenan al pequeño productor a la pobreza. Pero la Comunidad Sudamericana es un primer paso, ya que la integración se va dando progresivamente.
-Debe contarse en décadas. No es fácil, necesitamos un período muy largo de un equilibrio macroeconómico en la región. A la UE le costó 50 años, a nosotros nos tomará quince o veinte, pero debe ser un trabajo constante.
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